Orlando Guevara Núñez
Con ese pensamiento inicia José Martí una contundente denuncia al poder colonial español, en un trabajo, publicado en folleto titulado La República Española ante la Revolución Cubana, dado a conocer en Madrid, el 15 de febrero de 1873.
Casi un lustro hacía que los patriotas cubanos luchaban en la manigua por su independencia. Y era eso lo que obligaba a España a prometer reformas que hasta ese momento había negado. Era un intento de mantener por vía pacífica lo que tempranamente sabía que no podía por la fuerza, al menos con un costo que, a la larga, sería para ellos impagable.
Recordó que Cuba “Pidió, rogó, gimió, esperó”, pero la respuesta de España siempre fue la burla y las vejaciones a su esperanza. Ahora, cuando los cubanos se habían rebelado, los colonialistas condenaban su derecho a hacerlo.
Ninguna prerrogativa tenía España para exigir a los cubanos deponer su derecho a ser libres, a romper las cadenas de la esclavitud. “Mi patria escribe con sangre su resolución irrevocable”, afirma el joven que contaba entonces con solo 22 años y sufría deportación en el país opresor.
Los argumentos son sólidos e irrebatibles. Y hace, sobre el concepto de patria, una definición de trascendencia para todos los tiempos:
“Y no constituye la tierra eso que llaman integridad de la patria. Patria es algo más que opresión; algo más que pedazos de terreno sin libertad y sin vida; algo más que derecho de posesión a la fuerza. Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas”
Ante las engañosas promesas, alerta sobre la verdad de que “No vive sobre los cadáveres amor ni concordia” y “no merece perdón quien no supo perdonar” Condena Martí el tipo de fusión que ahora pretende España con Cuba, y asegura que Los pueblos no se unen sino con lazos de fraternidad y amor.
Expresa su convicción de que Cuba está ya perdida para España y lo está demostrando la decisión de lucha. En él aflora otro pensamiento con fuerza de principios: Cobarde ha de ser quien por temor no satisfaga la necesidad de su conciencia.
Se sabe que nuestro Héroe Nacional publicó ese trabajo a raíz de la proclamación de la Primera República Española e hizo llegar a sus integrantes una copia del folleto editado. Un mensaje contenido en él, es elocuente para quienes hablan de libertad: La libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre.
Con valentía le dice a los republicanos españoles que quieren mantener a Cuba bajo su yugo: “Imponerse, es de tiranos. Oprimir es de infames. No querrá nunca la República española ser tiránica y cobarde. No ha de sacrificar así el bien patrio a que tras tantas dificultades llega noblemente. No ha de manchar así, honor que tanto le cuesta”.
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