Orlando Guevara Núñez
Es éste un pensamiento muy conocido en Cuba. Expresión de la voluntad inclaudicable de lucha y de esperanza en la victoria. Está contenido en uno de los documentos más extensos que he leído, escritos por José Martí. Abarca diez y nueve páginas en sus Obras Completas
Se trata de un discurso leído en la reunión de emigrados cubanos, en Stecck Hall, Nueva York, el 24 de enero de 1880. Fue un fervoroso llamado a la lucha por la independencia. Habló sobre el patriotismo, sobre las distintas posiciones ante la guerra. Se refirió al dolor del exilio, al sacrificio necesario dentro y fuera del país. Evocó el recuerdo de los héroes, el compromiso con ellos y el deber de todo verdadero cubano con su patria.
Mencionó los males de la Cuba colonizada y los deberes de prepararse no solo para hacer la independencia, sino también para conducirla luego, en beneficio del pueblo.
Muchos de los pensamientos expresados ese día por Martí, forman parte de la doctrina política y militar de la Revolución cubana aún antes del triunfo del 1ro. de enero de 1959.
Martí inicia ese discurso con una afirmación también muy difundida en Cuba: El deber debe cumplirse sencilla y naturalmente. A los patriotas les dice: “No es hombre honrado el que desee para su pueblo una generación de hipócritas y de egoístas. Seamos honrados cueste lo que cueste. Después seremos ricos”.
Les señaló que “Sólo las virtudes producen en los pueblos un bienestar constante y serio”. Y que: “Esta no es sólo la revolución de la cólera. Es la revolución de la reflexión”.
Un aforismo de Martí, muy difundido también en Cuba, forma parte de ese discurso: “Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario”. Y otro corroborado por la historia:” Ignoran los déspotas que el pueblo, la masa adolorida, es el verdadero jefe de las revoluciones”.
El valor de esta intervención de José Martí ante los emigrados cubanos en Nueva York, se enriquece con un pensamiento que desde niños aprendimos en las escuelas y entendimos más su alcance después del triunfo de 1959: “Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre”.
Desentraña el Apóstol las falsedades de España en relación con las promesas, incumplidas, a raíz del Pacto del Zanjón, relacionadas con las elecciones libres, la libertad para los esclavos, la exoneración de tributos, prosperidad para los campos, devolución de rentas, entre otras.
Y para los indecisos, a los cuales invita a sumarse a la lucha, escribe Martí en ese memorable discurso: “Las piedras del Morro son sobrado fuertes para que las derritamos con lamentos y sobrado flojas para que resistan largo tiempo a nuestras balas”.
A los emigrados allí reunidos les dice estas conmovedoras palabras: “Nosotros no queremos resignarnos a tener siempre el corazón hinchado con lágrimas, y el nudoso bordón siempre en la mano, y llenos los pies siempre del polvo del camino”.
La reflexión estuvo dentro del propósito de Martí, invitación al pensamiento. Faltarían aún 15 años para el inicio de la guerra necesaria.
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