sábado, 23 de octubre de 2021

El mundo tiene dos campos: todos los que aborrecen la libertad, porque solo la quieren para sí, están en uno; los que aman la libertad, y la quieren para todos, están en otro

 


Orlando Guevara Núñez

 


Cuando José Martí expresó estas palabras, se estaba refiriendo a un hombre español. Su nombre: Mariano Balaguer. Su delito, por el cual tuvo que irse de La Habana para El Cayo: que durante un banquete  de españoles alzó su copa e hizo un brindis inesperado y, desde luego, inaceptable en ese grupo: “Por un hombre bueno y liberal, por Carlos Manuel de Céspedes”.

Martí ejemplifica que en Cuba y Puerto Rico los dos campos son esos: “españoles, y criollos del alma autocrática española están de un lado, con letreros diversos más o menos liberales, que no son más que disimulo de la parcialidad y arrogancia de sus almas; y los cubanos y los naturales de España que bajo ella ven ofendidas sus almas libres, esos como el español Mariano Balaguer “(…)

El escrito de Martí sobre este tema, fue publicado en el periódico Patria  el 16 de abril de 1892, con motivo de la muerte de Mariano Balaguer. Y dice que vivió junto a los cubanos en El Cayo durante 20 años, lo que hace presumir que el brindis referido tuvo lugar en 1872 cuando –como se señala- el país estaba en guerra. El título fue: Un español.

Quedan claros los dos campos del mundo definidos por nuestro Apóstol.

Pero otra definición hace Martí sobre los hombres cuando dice que todo hombre de justicia y honor pelea por la libertad donde quiera que la vea ofendida, porque eso es pelear por su entereza de hombre: y el que ve la libertad ofendida, y no pelea por ella, o ayuda a los  que la ofenden, no es un hombre entero.

Las cinco palabras finales del escrito, resumen el pensamiento de Martí: Los españoles buenos, son cubanos

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