lunes, 4 de octubre de 2021

“Ningún mártir muere en vano ni ninguna idea se pierde en el ondular y revolverse de los vientos. La alejan o la acercan; pero siempre queda la memoria de haberla visto pasar”

 


Orlando Guevara Núñez

 


Cuando uno visita el cementerio de Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba, allí, junto al Mausoleo que guarda los restos de 37  de los 61 moncadistas caídos durante los hechos del 26 de julio de 1953, puede leer, en una tarja, unas palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro, escritas el 12 de diciembre de 1953, desde su encierro  en la entonces prisión de Isla de Pinos.

“Espero que un día en la patria libre se recorran los campos del indómito Oriente recogiendo los huesos heroicos de nuestros compañeros para juntarlos todos en una gran tumba junto al Apóstol, como mártires que son del Centenario y cuyo epitafio sea un pensamiento de Martí: “Ningún mártir muere en vano ni ninguna idea se pierde en el ondular y revolverse de los vientos. La alejan o la acercan;  pero siempre queda la memoria de haberla visto pasar”

Ese pensamiento  está  expresado  en un artículo titulado La democracia práctica, publicado en La Revista Universal, México, el 7 de marzo de 1876. 

En ese escrito, Martí se refiere a un libro del mismo título, del publicista norteamericano Luis Varela.

El mismo párrafo que termina con ese pensamiento, está antecedido por estas palabras de nuestro Héroe Nacional:” Como en toda sociedad, hay el visionario y el incrédulo, el poeta y el vulgo, el Mesías y los hebreos, el que anuncia lo venidero y el que no cree  sino en lo visible, ha sucedido que en América se han dedicado a la predicación de la democracia pacífica entendimientos ilustres, ahogados y confundidos entre los brazos robustos y soberbios de una raza rebelde y especial”.

Habla sobre las teorías democráticas  y de la libertad que van surgiendo “Hasta Ahora-dice-  los pueblos americanos no habían conocido más que la fiebre de la derrota o el placer sublime del martirio: ahora comienzan a entender los beneficios  del sistema que los rige, Y ésa es la ley: en la formación de los pueblos se empieza por la guerra, se continúa con la tiranía, se siembra con la Revolución, se afianza con la paz. Esta nunca es perfecta, pero se va perfeccionando”.

Analiza que se le señalan inconvenientes al sistema americano en este tema, pero  “La piedra bruta llega a brillante después de rudos golpes: así el pueblo llega a la vida próspera después de embates de la revolución”.

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