viernes, 2 de julio de 2021

La poesía es durable cuando es obra de todos. Tan autores son de ella los que la comprenden como los que la hacen

Orlando Guevara Núñez

 


Este  concepto martiano, insertado en una crítica literaria  publicada inicialmente en el Repertorio Colombiano de Bogotá, en  febrero de 1881, y luego en La Opinión Nacional, de Caracas, fue vertido,  sobre los poetas españoles contemporáneos. Ese es, precisamente, el título.

Un  bonito juicio encabeza  el  análisis: “El sol es padre de la poesía, y madre de ella la naturaleza”. Vierte el concepto de que  el progreso no puede ser cantado en el lenguaje de la poesía. Y afirma que la poesía es el lenguaje de la belleza, y la industria el lenguaje de la fuerza.

Un fenómeno histórico es enjuiciado por José Martí: en España, el nacimiento de la  República no fue tan doloroso como en otros países europeos. Afirma que “en España el régimen feudal no fue tan duro, ni la monarquía tan despótica, ni el pueblo tan maltratado, ni la inteligencia tan impaciente como en Francia y en Alemania”. A estas palabras las anteceden otras explicativas: “El pueblo siente el dolor con más intensidad en el lugar en que ha nacido. Cuando el dolor es la musa, se canta mejor donde el sufrimiento es más vivo”.

Estos, junto a otros muchos factores, en opinión de Martí, marcan una diferencia de la poesía española con la de otros países europeos. Y puntualiza que “Las almas exaltadas, inspiradas en el amor a lo grande, cuando no lo encuentran en casa, lo buscan fuera”.

 

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