viernes, 23 de julio de 2021

El hombre no tiene derecho a oponerse al bien del hombre

 


Orlando Guevara Núñez

 


Este elemental sentido de humanidad y de justicia, fue expresado por Martí en ocasión de la muerte de un periodista ecuatoriano, nombrado Federico Proaño, de talla ajustada a la América que amó y defendió.  El escrito está  en el periódico Patria, el 8 de septiembre de 1894.

Sobre él dice Martí que el bravo Eloy Alfaro, cuando triunfó  en Ecuador  la libertad, lo nombró Ministro de Hacienda. Agrega que su pluma, fina y fuerte, esbozaba de un rasgo, iluminaba de un revuelo, clavaba de un picotazo, se abría, como en dos alas, ante las majestades del hombre y de la Naturaleza.

Argumentó que no hubo mucha pluma por lo castiza  e intencionada, por lo liberal y fecunda, por lo magistral y fresca, por lo aguda y revoloteadora, como la de Federico Proaño.

Todo es elogio, como persona y como profesional, para este hombre que supo utilizar su profesión para lo que debe existir: defender lo justo, criticar las lacras, sembrar ideas y mejorar la condición humana.

Hablando sobre el derecho de los hombres, deja clara nuestro Apóstol la injusticia de la discriminación, sea de un católico hacia un protestante, o de éste hacia un católico. Todos con el mismo derecho. Todos viviendo en fraternidad y armonía.

Al final afirma que el fallecido descansará en suelo guatemalteco, donde lo amó un poeta cubano.

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