.Orlando Guevara Núñez
El odio de los gobiernos yanquis contra Cuba tiene
sus raíces en los cambios hechos por la Revolución desde el mismo día del
triunfo revolucionario del 1ro. de enero
de 1959. Ningún país en este continente ha hecho cambios tan profundos, en tan
poco tiempo, para beneficio de su pueblo.
Ya el 16 de octubre de 1953, ante el tribunal que lo
juzgaba por los hechos del 26 de julio de ese año- el ataque a los cuarteles
Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, Fidel
Castro, luego de definir su concepto sobre
pueblo, había expresado¡ Ése es el pueblo, cuyos caminos de angustias están empedrados desengaños
y falsas promesas, no le íbamos a decir:“Te vamos a dar”, sino: “¡Aquí tienes,
lucha ahora
con toda tus fuerzas para que sean tuyas la
libertad y la felicidad!”
Y el pueblo no tuvo que esperar para ver los cambios
profundos y ser protagonista de éstos. Lo primero, como premisa, fue destruir
desde sus cimientos el aparato estatal burgués que decidía los destinos de la
nación cubana. De inmediato fue la liquidación del ejército y la policía que
habían sostenido a la tiranía, lugar ocupado por el Ejército Rebelde y la
Policía Nacional Revolucionaria, fieles defensores del pueblo. Para nada servían
al pueblo las instituciones armadas y asesoradas por el gobierno de los Estados
Unidos que habían sido vencidas luego de dos años de cruenta guerra popular
Los partidos políticos que habían estado al servicio
de la tiranía quedaron disueltos. Otros, dejaron de existir al marcharse del
país sus cabecillas, quienes fueron a buscar el apoyo del imperio yanqui, con
la esperanza de derrocar a la Revolución y recuperar los privilegios perdidos.
Las direcciones del poder estatal, en
todos los niveles, fueron extinguidas, creándose las autoridades
revolucionarias, encargadas de asumir el proceso de cambios necesarios para que
el pueblo construyera su propio destino.
Una medida inmediata fue la desaparición
de los órganos represivos de la tiranía, entre éstos el Buró de Represión Anti
Comunista, bandas paramilitares y la Policía Secreta, entrenadas para matar,
torturar y perseguir a los opositores a Batista.
Fue necesario- y se hizo sin vacilación, el inmediato saneamiento de todo el aparato
judicial, la eliminación de los Tribunales de Urgencia, surgidos para
reprimir a los adversarios, dando
paso a los Tribunales Revolucionarios,
los que aplicaron con todo rigor y justicia las sanciones a los esbirros,
criminales y torturadores que no tuvieron tiempo para refugiarse en la segura
guarida de los Estados Unidos.
Fueron confiscados los bienes que habían
sido malversados a la nación y los creados, con el respaldo de la tiranía sobre
la base del robo y otros negocios ilegales.
Así, se creaban las condiciones iniciales
para que el pueblo cubano, como lo había anunciado Fidel, pudiera comenzar la
lucha para hacer suyas la libertad y la felicidad.
Pero esos cambios no eran del agrado del
imperio norteamericano. Los ladrones, esbirros, asesinos, políticos corruptos y
explotadores desplazados del poder en Cuba, llegaron en bandadas a ese país,
donde fueron recibidos como héroes y comenzaron a recibir todo el apoyo, que
llega hasta hoy, para revertir los cambios profundos que no han dejado de tener
lugar desde que triunfó la Revolución.
Otros de esos cambios, serán abordados en próximos
espacios
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