. Orlando Guevara Núñez
Las riquezas materiales y el poderío militar – bajo la
óptica de los defensores del capitalismo- determinan la grandeza de una nación.
De eso se jacta el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Sin
embargo, la verdadera grandeza no está en la posesión de esos recursos, sino en
la forma en que se utilizan. En cuanto a los recursos, cómo se distribuyen. Y
en cuanto a las armas, con cuáles fines se emplean.
No se una disquisición teórica. Algunos ejemplos son
ilustrativos.
¿Cómo justificar que Estados Unidos, principal
potencia económica y militar del mundo, existan –según datos de especialistas
de las Naciones Unidas- 40 millones de
personas pobras, entre ellas 18,5 millones en condiciones de extrema pobreza?
¿Cómo entender que en esa sociedad que sus
gobernantes quieren vender como modelo e imponer a otras naciones, malvivan
unas 553 000 personas sin hogar, cifra que tiende al incremento? Un trabajo recientemente publicado en el
diario cubano Granma por Francisco Arias Fernández, citando datos del
Departamento de Vivienda de Estados Unidos, afirma que en la ciudad de Los Ángeles y Nueva York,
vive una de cada cinco personas sin vivienda en ese país.
La agonía se agrava en Los Ángeles, porque a la
tragedia de no tener donde vivir, se suma el acoso policial que reprime a
quienes tienen las aceras como refugio, sin faltar la mafia que obliga a los
sin casa a pagar por el espacio que ocupan a la intemperie, quienes, a la vez,
son víctimas de las violaciones, las drogas y otros tratos degradantes.
¿De cuál justicia e igualdad puede hablar el
gobierno de los Estados Unidos, cuándo la esperanza de vida de su población
ocupa el lugar 40 en el mundo y es más baja que países como Chile, Costa Rica y
Cuba?
En otro indicador de calidad de vida, la tasa de
mortalidad infantil, el imperio norteamericano está por debajo de 43 países,
incluyendo a Cuba, el país bloqueado, agredido y calumniado por esa potencia.
Otros datos de la ONU ubican al “paraíso” yanqui con
una tasa de homicidios que lo colocan, desfavorablemente, en el lugar 59 entre
los países del mundo.
¿Cómo puede entenderse que el gobierno de los
Estados Unidos haya elevado su presupuesto militar a 700 mil millones de
dólares, en su afán de lograr superioridad – léase posibilidades de agredir y
exterminar a otros- mientras desatiende necesidades vitales de su propio
pueblo?
Así, la
riqueza en ese país se concentra cada vez en menos manos, mientras que cada año
las cifras de pobres, de los sin hogar, las víctimas de la violencia, la drogadicción,
la discriminación racial y otros males aberrantes crecen.
Esa realidad explica el porqué el presidente de los
Estados Unidos insulta, amenaza y calumnia a Cuba, al tiempo que recrudece el
bloqueo económico, comercial y financiero contra nuestro país. Sencillamente
porque Cuba ha demostrado que las riquezas de un país, por limitadas que sean,
son efectivas cuando se utilizan en beneficio de toda la sociedad, no de un
grupo de privilegiados. Y las armas, por desafortunada necesidad, las
utilizamos para defendernos, no para atacar ni intimidar a nadie.
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