lunes, 27 de marzo de 2017

Cuba antes de 1959: Demandas sin atender, mientras los males crecían




.Orlando Guevara Núñez

En el  largo camino recorrido por su libertad e independencia, el pueblo de Santiago de Cuba no solo ha escrito páginas gloriosas con las armas. La resistencia y la lucha han sido también utilizadas  desde trincheras sindicales y otras formas de organización, exigiendo derechos pisoteados y mejoras para mitigar la pobreza y el hambre.
Esos episodios  no ocupan en la prensa  los mismos espacios que las gestas armadas, pero merecen recordarse, como testimonios de un pasado que jamás podrá volver.
Un documento recogido en el libro Movimiento Obrero Cubano, documentos y artículos, del Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista de Cuba, recoge algunos de estos hechos en  esta ciudad  durante la etapa neocolonial.
En el año 1933, luego de la caída del tirano Gerardo Machado, se dio a conocer aquí un Llamamiento del Consejo de Inquilinos, desocupados y propietarios pobres de Santiago de Cuba.
¿Cuáles eran las demandas?  Se pedía, en primer lugar, que los arrendatarios de viviendas que hubiesen pagado sus contribuciones durante cinco años, pasaran a ser propietarios, excepto los que vivieran en terrenos del Estado, que pasarían a ser propietarios pagándole al Estado 25 centavos mensuales  por concepto de agua, no así los desocupados, que debían recibir gratis este líquido vital.
Se pedía, además, la abolición de la Ley de deshaucios para los desocupados y la devolución de las casas y terrenos expropiados por la Ley Hipotecaria, incluyendo la desaparición de dicha Ley.
Otra demanda era abolir los impuestos por permisos para construcciones y arreglos de casas. Se pedía que se hicieran edificios con condiciones sanitarias en terrenos del Estado, destinados a los desocupados.
Se incluía entre las peticiones el reparto de tierras del Estado a los campesinos, facilitándoles arados y maquinarias. Se pedía la entrega de la casa de un machadista de la ciudad al Consejo de Inquilinos, desocupados y propietarios pobres santiagueros.
Se exigía que la jornada laboral fuera de solo ocho horas, pues eso disminuiría el desempleo. Otra solicitud era que el Gobierno hiciera una entrega inmediata de 30.00 (treinta pesos). A eso debían sumarse   50 centavos diarios a cada desocupado, más 25 centavos adicionales por cada persona en el núcleo familiar.
Con otras dos demandas finalizaba el documento: que se rebajara el 30 por ciento al precio de los productos de primera necesidad, entr estos el pan y la manteca, y aprobar la gratuidad del transporte para todos los desocupados.
Esas demandas estaban firmadas por un Comité Ejecutivo del Consejo de Inquilinos y Desocupados, con la petición de que otras personas ingresaran a esa organización.
Con un gesto solidario, la Federación Obrera de Santiago de Cuba apoyó estas peticiones y convocó a firmar un libro expuesto en el Sindicato de Obreros de la Industria Gráfica, en los altos de la farmacia  Bottino. Se planteó, además, llevar las referidas demandas al 1V Congreso Nacional Obrero de Unidad Sindical, convocado por la Confederación Nacional Obrera de Cuba para, una vez aprobadas, presentarlas al gobierno de Grau-Batista-Guiteras.
Antonio Guiteras Holmes luchó contra aquel sistema y, cuando no pudo hacerlo por la vía legal, escogió la de la lucha armada, para lo cual decidió marchar hacia México con el fin de prepararla. Pero en ese intento, fue asesinado, el 8 de mayo de 1935.
Es sabido que aquellas peticiones quedaron sin atender, mientras que los males crecían. Tal  situación de abandono, de miseria y derechos negados, tuvo que esperar, para su solución radical y definitiva, el triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959, precisamente en esta ciudad. Con esa victoria, desaparecieron las causas que daban origen a ese tipo de Consejo y a semejantes demandas.

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