sábado, 31 de enero de 2015

Los aisladores, aislados





.Orlando Guevara Núñez

Este 31 de enero se cumplen  53 años de la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA) por mandato del gobierno norteamericano. Con esta medida, se coronaba una aspiración imperial y de los gobiernos reaccionarios  del área, gestada desde el mismo año en que triunfó la Revolución cubana.
Del 12 al 18 de agosto de 1959, había sesionado en Chile la V Reunión de Consultas de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, durante la cual el tema cubano tuvo un lugar prioritario. La influencia yanqui contra nuestro país se hizo sentir desde entonces con más fuerza, con el objetivo no solo de aislarnos, sino también de  justificar una agresión para interrumpir el proceso revolucionario.
Un año después, del 16 al 21 de agosto de 1960, la VI Reunión de Consultas de la OEA tuvo lugar en Costa Rica.Allí se continuaron fraguando los planes contra Cuba.
Del 22 al 29 de agosto de ese mismo año, sesiona la VII Reunión de tal carácter, de la OEA, también en Costa Rica, donde fue aprobada la Declaración de San José, considerada como  base para la futura expulsión de Cuba de ese organismo.
No se equivocó el Comandante en Jefe Fidel Castro cuando refiriéndose a esa  reunión anticubana, afirmó que "se estaba afilando allí el puñal que en el corazón de la Patria cubana quiere clavar la mano criminal del imperialismo yanqui".
La respuesta de nuestro  pueblo fue contundente. En la Plaza Cívica de la capital, un millón de cubanos se reunieron y, en representación de toda la nación se constituyeron en Asamblea General del Pueblo de Cuba. Así, ante la llamada Declaración de San  José, surgió la I Declaración de La Habana.  Nuestro país levantó su voz no solo en nombre propio, sino también de todos los pueblos de América.
Llegamos así a la VIII Reunión de Consultas de los Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, celebrada del 22 al 31 de enero de 1962, con escenario en Punta del Este, Uruguay. Fue allí donde se consumó la conjura imperial contra Cuba, al determinarse su expulsión.  He aquí el contenido esencial de la declaración  condenatoria:
1. Que la adhesión de cualquier miembro de la Organización de los Estados Americanos al marxismo-leninismo es incompatible con el Sistema Interamericano y el alineamiento de tal Gobierno con el bloque comunista quebranta la unidad y solidaridad del hemisferio.
2. Que el actual Gobierno de Cuba, que oficialmente se ha identificado como un Gobierno marxista-leninista es incompatible con los principios y propósitos del Sistema Interamericano.
3. Que esta incompatibilidad excluye al actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano.
4. Que el Consejo de la Organización de los Estados Americanos y los otros órganos y organismos del Sistema Interamericano adopten sin demora las providencias necesarias para cumplir esta Resolución.
Estas resoluciones fueron adoptadas por el voto de catorce países a favor, uno en contra (Cuba) y seis abstenciones (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México),
A esta nueva agresión, respondió Cuba, el  4 de febrero de 1962, con la II Declaración de La Habana,  cuyos postulados auguraron el presente de lucha, de razones y de triunfos independentistas de los sufridos pueblos de América. Cuba fue separada de la OEA, pero no fue segregada de los pueblos.
Las agresiones, sin embargo, continuaron.  En julio de 1964, la IX  cita de este carácter de la OEA tuvo lugar en Washington, Estados Unidos. Entre las órdenes impartidas por el amo imperial en esa ocasión, se cuentan:
.Que los Gobiernos de los Estados Americanos no mantengan  relaciones diplomáticas ni consulares con el Gobierno de Cuba.
.Que los Gobiernos de los Estados Americanos interrumpan todo su intercambio comercial, directo o indirecto, con Cuba, con excepción de los alimentos, medicinas y equipos  médicos  que por razones humanitarias puedan ser enviadas a Cuba.
. Que los Gobiernos de los Estados Americanos interrumpan todo transporte marítimo entre sus países y Cuba, con excepción del transporte necesario por razones de índole humanitaria.”
Las nombradas excepciones por “razones humanitarias”  nunca se cumplieron y fueron solo  una fachada encubridora del carácter genocida de esa politica contra Cuba.
Se acordó también:

“Facultar al Consejo de la Organización de Estados Americanos para que mediante el voto afirmativo de los dos tercios de sus miembros, deje sin efecto las medidas en la presente resolución, desde el momento en que el Gobierno de Cuba, haya cesado de constituir un peligro para la paz y la seguridad del continente.”
En  realidad, para esa  fecha,  en América Latina, solo  Bolivia, Brasil, Chile, Uruguay y México  mantenían relaciones diplomáticas con Cuba  Y entre los meses de agosto y septiembre de ese año, quedó  únicamente México con esa condición.
Aún así, se pretendió que Cuba se mantuviera atada a los designios de una organización de la que había sido  separada. Así lo denunció el Canciller de la Dignidad, Raúl Roa García, cuando en noviembre de ese mismo 1964 declaró  que:  : “Cuba fue arbitrariamente excluida de la OEA...Ni jurídica, ni factual, ni moralmente la OEA tiene jurisdicción ni competencia sobre un Estado al que se ha privado ilegalmente de sus derechos.”
Por un capricho  de la historia, el 53 aniversario de la expulsión de Cuba de la OEA  coincide con la celebración de la III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Costa Rica. Allí, presente, Cuba, de mano con  todos los pueblos de los cuales pretendieron separarla. Y sin Estados Unidos, el promotor de la desunión. Los aisladores, aislados. Un justo veredicto de la historia.

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