martes, 27 de enero de 2015

Para Martí, el homenaje de nuestra obra





.Orlando Guevara Núñez

La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida; truécase en polvo el cráneo pensador, pero viven perpetuamente y fructifican las ideas que en él se elaboraron. Con estas palabras, José Martí, Héroe Nacional de Cuba, retrató su propia vida.
Nuestro Héroe Nacional supo cumplir bien la obra de la vida, y su pensamiento continúa siendo guía del pueblo cubano y trascendiendo fronteras para insertarse cada vez más en la conciencia de los pueblos latinoamericanos a los que defendió frente al peligro del imperio norteamericano.
El pensamiento de José Martí – expresó Armando Hart- adquiere  renovada vigencia porque representa la cúspide de un legado cultural, político, social y filosófico orientado hacia los intereses de “los pobres de la Tierra”.
En la historia falseada que se nos enseñaba  en las escuelas, antes del triunfo revolucionario  de 1959, se nos hablaba del Martí poeta, de su nacimiento, de su muerte el 19 de mayo de 1895, en Dos Ríos, y de memoria aprendíamos algunos de sus pensamientos. Pero se ocultaba la esencia libertaria, independentista y antiimperialista de su prédica.

Muchos maestros, sin embargo, inculcaban a sus alumnos las verdaderas ideas del Apóstol cubano. El nombre de Martí fue uno de los primeros que aprendimos y escribimos desde los primeros años de la enseñanza.
En nuestro sistema de enseñanza, no se estudiaba con profundidad  al Martí que desde los  16 años de edad sufrió el presidio político por su enfrentamiento al colonialismo español, su deportación a España, su peregrinar por varios países latinoamericanos y los Estados Unidos, sin un solo minuto de descanso en aras de la libertad e independencia de Cuba.
Conocíamos poco del Martí periodista, político, revolucionario, organizador, fundador del Partido Revolucionario Cubano –Partido único porque no hacían falta otros- para conquistar la independencia cubana y contribuir a la de Puerto Rico.
No se divulgaba en toda su dimensión la intensa labor de Martí en el exilio para reorganizar y unir a los patriotas que habían luchado  en la manigua cubana durante la guerra iniciada el 10 de octubre de 1868, concluida diez años después, tras el vergonzoso Pacto del Zanjón, sin conquistar la independencia anhelada.
Fue una guerra perdida no por la acción de las armas españolas, sino por la debilidad que en las filas cubanas tuvo como origen la falta de unidad y las divisiones que hicieron vulnerable su fuerza.
Martí logró su objetivo de unir y organizar a los principales jefes independentistas, y preparó la guerra que estallaría el 24 de febrero de 1895 en Baire y otras muchas localidades, principalmente de la heroica y siempre rebelde región oriental cubana. No pudo ver realizados sus sueños de libertad e independencia, pero sus ideas continuarían fructificando entre los cubanos que las sentían y las defendían.
La intervención militar del gobierno imperialista de los Estados Unidos, en 1898 - cuando ya España era incapaz desde el punto de vista militar, económico y político, de mantener su dominio colonial en Cuba - impidió el triunfo del Ejército Libertador Cubano. Cuba pasaba, con esa injerencia que Vladimir Ilich Lenin calificó como la primera guerra imperialista en la historia de la humanidad, de colonia de España a neocolonia de los Estados Unidos.
Pero las ideas martianas no murieron, pese a que los corruptos políticos de turno trataban de ocultarlas o mediatizarlas. La figura y la obra martianas eran tan inmensas que no podían ser arrancadas de la conciencia de los cubanos.
Ya en 1925, el joven revolucionario Julio Antonio Mella, al fundar el Partido Comunista de Cuba, fue el primero en unir las ideas revolucionarias martianas con la doctrina del marxismo para continuar la lucha inconclusa por el holocausto de Dos Ríos. En esa fundación, estuvo junto a Mella el luchador Carlos Baliño, quien en 1892 había creado con Martí el Partido Revolucionario Cubano. Dos etapas se fundían en un mismo ideal: la libertad y la independencia de Cuba, ahora con proyecciones más avanzadas, en correspondencia con la época, desde el punto de vista social, político y económico.
Otros muchos luchadores, entre ellos Rubén Martínez Villena y Antonio Guiteras Holmes –fallecido el primero por tuberculosis y el segundo asesinado el 8 de mayo de 1935 cuando trataba de salir para México a organizar  la lucha armada que debía desarrollar luego en Cuba, fueron seguidores de la prédica martiana.
El 28 de enero de 1953, se cumplió el centenario del natalicio de José Martí. Y en ese año fructificaron con mayor fuerza sus ideas en la conciencia de los cubanos, principalmente impulsadas por un grupo de jóvenes liderados por el entonces joven abogado Fidel Castro Ruz.
Un mar de antorchas en la capital cubana, y manifestaciones en otras ciudades, era el preludio del inicio de una lucha que no concluiría hasta convertir en realidad los sueños martianos.
Pocos meses después, el 26 de julio de 1953, un grupo de jóvenes, con el propio Fidel Castro al frente, realizaría el ataque a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo. Las ideas martianas rompían los mármoles que las encerraban y se esparcían rebeldes por las calles y los campos cubanos.
Hoy, a 162 años de su natalicio, los cubanos rendimos tributo a nuestro Héroe Nac ional haciendo realidad su deseo: Yo quiero que la Ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad  plena del hombre.

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