.Orlando Guevara Núñez
José Martí, Héroe Nacional cubano, sintió un profundo
amor por Venezuela. En su corta estancia en ese país – hablando o escribiendo sobre la patria de
Simón Bolívar- nos legó el Apóstol de nuestra independencia pensamientos que
mucho conocemos los cubanos y forman parte de la doctrina revolucionaria
actual.
A Venezuela llegó Martí el 21 de enero de 1881 y allí
permaneció hasta finales de julio de ese
propio año, obligado a salir por el
presidente, Antonio Guzmán Blanco, quien no permitió el elogio martiano,
publicado, sobre el fallecido
intelectual venezolano Cecilio Acosta, enemigo político del mandatario.
Esperanzado
en su peregrinar hacia Venezuela, Martí había expresado : “(…)
Así,
armado de amor, vengo a ocupar mi puesto en este aire sagrado, cargado de las
sales del mar libre y del espíritu potente e inspirador de hombres egregios; a
pedir vengo a los hijos de Bolívar un puesto en la milicia de la paz”.
Uno de los pasajes más conocidos de Martí en Venezuela,
es relatado por él mismo en La Edad de Oro, a su llegada: “Cuentan que un viajero llegó un día a
Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se
comía ni se dormía, sino cómo se iba a dónde estaba la estatua de Bolívar”.
En carta
dirigida a su amigo venezolano Fausto Teodoro de Aldrey, escrita a su salida de
Venezuela hacia New York, escribiría Martí una sentencia muy conocida en
Cuba: De América soy hijo: a ella me debo (…) Déme Venezuela en qué servirla: ella tiene
en mí un hijo.
En la nación
venezolana escribió el Apóstol cubano una de sus obras poéticas más conocidas en
Cuba, Ismaelillo, dedicada a su hijo. En esta figuran poesías
conmovedoras y aleccionadoras, como Príncipe enano, Mi caballero, Mi reyecillo,
entre otras.
En sus
palabras introductorias a Ismaelillo, afirma que “Tengo fe en
el mejoramiento humano, en la vida futura en la utilidad de la virtud y en ti.
La
utilidad de la virtud, esa aseveración, da nombre a un reconocimiento que hace
actualmente la Sociedad Cultural José Martí, a quienes se distinguen por su
labor en la difusion del pensamiento Martiano.
“Basta, para ser grande, intentar lo grande”.
Este pensamiento fue expresado por Martí en Venezuela, en discurso pronunciado
el 21 de marzo de 1881. Otro, muy difundido en Cuba por la ética y enseñanza
que encierra, lo escribió al explicar los objetivos de la Revista Venezolana,
que fundó en Caracas y que vio la luz solo
dos veces, en Julio de 1881: Hacer,
es la mejor manera de decir.
Hace poco
tiempo, el intelectual brasileño y gran amigo de Cuba, Frei Betto, dijo que si
hoy se ofreciera una clase, con pensamientos martianos, y no se difundiera la
fuente, podría parecer que se está narrando un hecho actual. Al revisar los
documentos de Martí sobre Venezuela,
encontré algunos planteamientos que corroboran la afirmación citada.
(…) ¡Pero a Venezuela, como a toda nuestra América, a
nuestra América desinteresada, la hemos de querer y de admirar sin límites,
porque la sangre que dio por conquistar la libertad ha continuado dándola por
conservarla! ¡Proclamemos, contra
lacayos y pedantes, la gloria de los que en la gran labor de América se van
poniendo de quicio y abono para la paz
libre y decorosa del continente y la felicidad e independencia de las
generaciones futuras!
(…) Y al mirar al pie de esta bandera (…) los hijos agradecidos de nuestra familia de
pueblos, que vienen a poner las almas, atónitas aún de admiración, ante la
madre de nuestras repúblicas, siento que en las botas de pelear, que no se ha
quitado todavía, se pone en pie el genio de América, y mira satisfecho, con el
fuego vivífico de sus ojos, a los que, de buena voluntad para todos los pueblos
buenos de la Tierra, cumplen, sin comprometerlo con coqueterías de salto atrás
ni con deslumbramientos pueriles, su legado de juntar en un haz las hijas todas de nuestra alma de América”.
“Y hoy es el día de la grandeza más difícil, en que
los que reciben de sus padres, en el carácter ya hecho a la realidad y a la disciplina, el país más compacto y adulto,
han de ordenar, como lo están ordenando, las fuerzas nacionales, descascaradas
en la larga trilla, y han de evitar, como están
evitando, la suerte que en el mundo que avanza ha de caber a los pueblos
que no se deciden a avanzar con el mundo (…)
Esto lo dijo
José Martí, en 1892, en Estados Unidos,
durante un discurso en homenaje a Venezuela.
Como
coincidencias históricas, hay dos
significativas. Martí llegó a Venezuela el 21 de enero de 1881. En ese país
dijo: “Luché en mi patria y fui vencido. Se sabe que al poema del 1810 falta
una estrofa y yo, cuando sus verdaderos poetas habían desaparecido, quise
escribirla”(…) “A ofrecer vengo nuestros
dolores, como en el día del triunfo vendremos a ofrecer en el altar del Padre
Americano el fruto de nuestra redención y el brillo y el honor de nuestra
historia. Transcurridos 78 años, con dos días de diferencia, llegó a
ese país, el jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro, habiendo escrito la
estrofa que faltaba a la epopeya americana, la independencia de Cuba, y
ofreciendo el brillo y el honor de nuestra historia.
Nuestro
Héroe Nacional salió de la cuna de Bolívar el 28 de julio de 1881. Exactamente
73 años después, nacería en ese país, Hugo Rafael Chávez Frías, el hombre que,
encarnando a Bolívar, haría realidad los sueños del Libertador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario