. Orlando Guevara Núñez
Hace pocos días, el presidente yanqui , Donald Trump, autoproclamado “Rey” de los Estados Unidos,
cometió la payasada de presentar como
legítimo presidente de Venezuela, al autoproclamado Juan Guaidó. El sabe que
este individuo es un impostor, un charlatán. Y sabe que con esa postura está
violando las más elementales normas de las relaciones internacionales y el
respecto entre naciones.
Pero Guaidó es la pieza en la que el imperio yanqui
confía para pulverizar a la revolución bolivariana. Sabe que no sirve, pero se
aferra, al no contar con otra mejor. Al fin y al cabo, este personaje se ajusta
totalmente al mercenarismo que el gobierno norteamericano necesita. Es su
pieza.
Ante este chiste de mal gusto, me vino a la mente una
anécdota conocida de un presidente yanqui que apoyaba a un dictador nicaragüense.
Se trata de Franklin Delano Roosevelt, sobre uno de los tiranos más
despreciables en la historia de nuestro Continente, Anastasio Somoza García
Uno de los allegados a Roosevelt le comentó que Somoza
era un hijo de puta. Y la respuesta, reveló la esencia de las relaciones entre
ambos mandatarios: “Sí, Somoza es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.
Exactamente igual, pueden decir Trump y toda la camarilla
que apoya y aplaudió a Guaidó en Estados Unidos. Será eso y mucho más, pero es,
sencillamente, su eso y su todo lo demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario