.Orlando Guevara
Núñez
En México el Che
conoció a Raúl, a Fidel y a otros exiliados cubanos que preparaban el regreso a
Cuba para reiniciar la lucha armada comenzada contra el tirano Fulgencio Batista
el 26 de Julio de 1953 con los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de
Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en
Bayamo.
El Che se sumó a
la gesta libertaria cubana. Y el 2 de diciembre de 1956 estaba entre los 82
expedicionarios que desembarcaron en Los Cayuelos, lugar cercano a Las Coloradas, Niquero, entonces provincia de
Oriente, ahora perteneciente a la provincia de Granma, nombre de la histórica
embarcación que los condujo a nuestras costas, encabezados por el joven
revolucionario Fidel Castro.
En esa
expedición, el Che venía como Teniente, jefe de Sanidad. A los tres días del
desembarco, en Alegría de Pío, zona de Niquero, al ser sorprendidos, los
combatientes rebeldes se dispersan en varios grupos. Tres de ellos caen en
combate. En los días posteriores, otros 18 hechos prisioneros mueren
brutalmente asesinados. El Che resulta herido, pero logra sobrevivir e
incorporarse días después a la Sierra
Maestra, junto a Fidel, para proseguir la lucha.
El propio
guerrillero cuenta que en esa ocasión, al emprender la marcha y tener ante sí
una mochila con medicamentos y una caja de balas, pudiendo optar por una sola, tomó
las balas. En aquellos momentos, el deber de soldado se imponía ante la profesión
de médico.
Participó
después en el combate de La Plata,
litoral Sur de la Sierra Maestra,
el 17 de enero de 1957, donde se forjó la primera victoria del naciente Ejército
Rebelde contra las fuerzas armadas de la tiranía, que contaban entonces con más
de 40 000 efectivos bien armados y asesorados por especialistas militares de
los Estados Unidos.
El 28 de mayo de
1957 participó en el combate de El Uvero, también en la costa Sur de las montañas
orientales. Allí tuvo lugar una de las más importantes victorias rebeldes,
calificada por el propio Che como la obtención de la mayoría de edad de la
guerrilla.
En estas
acciones militares comenzó a ponerse a prueba la capacidad del futuro jefe. Así,
en julio de ese mismo año de 1957, el Che es el primer combatiente ascendido por Fidel en la Sierra Maestra al grado de
Comandante del Ejército Rebelde. Y es nombrado también jefe de la Columna 4, primera que surgió
de la Columna Uno
José Martì, bajo el mando directo del máximo jefe revolucionario.
Su capacidad
militar, demostrada en las múltiples
acciones que dirigió, así como también su talla política, le merecieron
que en agosto de 1958, Fidel lo nombrara jefe de la Columna 8 Ciro Redondo, la
que junto a la Columna
2 Antonio Maceo, dirigida por el Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán, tendría
la misión de conducir la
Invasión hacia el Occidente del país, reeditando así la
proeza militar que a finales del siglo XIX realizaran el Lugarteniente General
del Ejército Libertador Cubano, Antonio Maceo Grajales y el Generalísimo Máximo
Gómez Báez, contra el ejército colonial español. Antes que el Che, Gómez era el
único extranjero en ser acogido como
cubano por nacimiento.
Tanto las
fuerzas del Che como las de Camilo, cumplieron su misión. Y en Santa Clara,
actual provincia de Villa Clara, la
Columna del Che desarrolló una de las acciones decisivas
determinantes para el descabezamiento de la tiranía batistiana, al tomar la
ciudad, descarrilar un tren blindado, incautar un gran número de armas, rendir
las principales posiciones enemigas e imponer la victoria rebelde en ese
territorio. En medio de esa acción, se produjo la huida del dictador y se logro
la victoria definitiva de la
Revolución.
Así, de
guerrillero y jefe rebelde, el Che pasó a constructor de la nueva sociedad. Múltiples
y fructíferas fueron sus ocupaciones en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, al
frente del Banco Nacional de Cuba, el Ministerio de Industrias y otras tareas,
entre estas las relacionadas con la política exterior.
El Che fue el
fundador del trabajo voluntario en Cuba y legó a los cubanos un profundo y
verdadero sentimiento de internacionalismo proletario, al tiempo que su
pensamiento revolucionario ahondó en el propósito de formar al hombre nuevo, al
hombre del siglo XXI, despojado de las lacras y taras del sistema anterior y
portador de un ser superior, capaz de los mayores sacrificios por su Patria y
por la humanidad, sin pedirle nada a nadie, si explotar a nadie. Es por eso que
hoy el lema de la
Organización de Pioneros de Cuba, que lleva el nombre de
nuestro Héroe Nacional, José Martì, expresa: Pioneros por el Comunismo, ¡Seremos como el Che!
Por esas
razones, cuando se otorgó al Comandante Ernesto
Guevara de la Serna,
el Che, la condición de ciudadano cubano por nacimiento, él ya lo era con
sobradas razones, con el aval de los hechos.
Al caer
gloriosamente en Bolivia, herido el 8 de octubre de 1967 y asesinado el día 9,
el Che había ganado un escalón más alto de ciudadanía: el de ciudadano del
mundo.
Su imagen y su
pensamiento recorren hoy muchas calles y parajes de nuestro Continente y de otras
tierras del mundo que alzan sus puños y sus voces para conquistar o preservar
sus derechos.
Por eso hoy su
grito de guerra ¡Hasta la victoria siempre!, fructifica. Y en la nueva historia
que nace, están presentes su memoria, su ejemplo y su fe inquebrantable en el
triunfo que solo podrá alcanzarse con sacrificio, con lucha, frente al enemigo común
e irreconciliable: el imperialismo norteamericano.
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