.Orlando Guevara Núñez
El
13 de octubre de 1960, el Gobierno Revolucionario cubano adoptó una de las
decisiones más trascendentes para su independencia económica: la
nacionalización de la Banca. Quedaba frustrada así la posibilidad del gobierno
de los Estados Unidos de maniobrar a su favor con la banca privada y extranjera en nuestro país, con el fin de
entorpecer el desarrollo de la Revolución.
Las
funciones bancarias, comenzarían desde esa fecha a respaldar los intereses de
la nación cubana que pugnaba por emerger luego del desastre económico heredado
el 1ro de enero de 1959. La medida
incluyó a instituciones bancarias y 44 bancos privados, entre éstos varios
extranjeros. Para esa fecha, ya habían sido nacionalizados, en el mes de
septiembre, los principales bancos
norteamericanos en el país.
Entre los
argumentos para la nacionalización, se especificaba que “Uno de los instrumentos más eficaces de la
intromisión imperialista en nuestro desarrollo histórico ha estado representado
por el funcionamiento de los bancos comerciales norteamericanos, los cuales han
servido de vehículo financiero para facilitar la actuación monopolista de las
empresas norteamericanas en Cuba y para la invasión masiva del país por el
capital imperialista, a través del crédito usurario que, lejos de facilitar
nuestro crecimiento económico, propició, en épocas de crisis, innumerables
procesos judiciales que culminaron en la absorción, por parte de ese capital
imperialista, de las riquezas nacionales”.
Desde el 26
de noviembre de 1959, el Comandante Ernesto Guevara de la Serna, el Che, había
asumido la presidencia del Banco Nacional de Cuba, desempeñando una efectiva
labor para adaptar esa institución a su nuevo papel.
Al
caracterizar la situación cubana en aquellos momentos, un funcionario cubano,
Héctor Rodríguez Llompart, apuntaría: “La extracción
de divisas del país por parte de los adversarios del naciente proceso revolucionario, la
existencia de gran cantidad de dinero cubano en su poder dentro y fuera del
país, lo que les facilitaba el uso de grandes capitales para sufragar los
gastos de la contrarrevolución, la inseguridad y el riesgo que implicaba el que
los billetes cubanos se imprimieran por empresas extranjeras fuera del control
del Gobierno Revolucionario, y la posesión de la banca comercial privada en
manos de capitales extranjeros y cubanos subordinados a intereses foráneos,
eran el escenario al que se enfrentaba la Revolución”.
En correspondencia con ese acontecimiento, en Cuba, cada 13 de octubre se conmemora el Día del Trabajador
Bancario, fecha de recuento y nuevos objetivos para los trabajadores de este sector.
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