miércoles, 22 de junio de 2016

Nuestro Fidel de siempre. 17 de enero de 1959 Fragmentos del Discurso del Comandante en Jefe, Fidel Castro, en Artemisa.

.Orlando Guevara Núñez.- La nación cubana tiene mucho que agradecerle a esta ciudad. De los 12 combatientes que iniciamos la lucha de nuevo, después de los primeros reveses, tres eran de Artemisa: Ciro Redondo, Julito Díaz y Ramiro Valdés, el Vizcaíno, como lo conocen ustedes aquí (APLAUSOS). Dos de ellos cayeron: Julio Díaz, que murió a mi lado en el combate de El Uvero; y Ciro Redondo, Comandante del Ejército Rebelde, que murió en la batalla de Malverde. La Columna Invasora número ocho lleva su nombre. La Revolución ha logrado ya su primera etapa: el derrocamiento de la tiranía. Hemos recobrado nuestras libertades públicas, hemos recobrado nuestros derechos, pero eso no es suficiente; queda mucho por hacer. El pueblo espera más de la Revolución, el pueblo espera de la Revolución todo aquello que no ha recibido en 50 años de república. La Revolución hay que defenderla ahora de otros peligros. Se quiere aislar a la Revolución Cubana. Se ha lanzado contra ella una campaña de descrédito internacional. Los eternos enemigos de nuestras libertades, los intereses que se oponen a la justicia porque saben que es un despertar de la conciencia de todos los pueblos de América Latina, quieren destruir nuestra Revolución. Saben que no es fácil porque hoy no pueden, como ayer, contar con la traición del ejército, porque los fusiles ya no están en manos de los guardias, los fusiles ya no están en manos de los que los habían utilizado para oprimir al pueblo y traicionar a la patria (APLAUSOS). ¡Los fusiles están en manos de los rebeldes, que quiere decir en manos del pueblo! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”) ¿Y que han ideado? Han ideado una campaña de descrédito para aislar la Revolución Cubana de la opinión pública internacional; están acusando al pueblo de Cuba de criminal. Los que le mandaron bombas a Batista, los que le mandaron tanques y cañones a Batista, los que no dijeron una sola palabra cuando amanecían racimos de cadáveres en todos los pueblos de Cuba, los que no levantaron una sola vez la voz durante siete años para combatir el crimen perpetuo en que vivió nuestra patria, ahora levantan sus voces para decir que la Revolución está ejecutando en masa; ahora levantan la voz para decir que yo estoy despoblando a Cuba (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). Los que no levantaron sus voces para denunciar los 20 000 asesinatos que se cometieron durante siete años, ahora protestan de que estemos fusilando a los asesinos. Nunca un pueblo había dado un ejemplo tan alto de civilidad: ningún esbirro fue arrastrado por las calles, ningún esbirro fue torturado como hacían ellos, ningún esbirro fue maltratado. Nosotros le pedimos al pueblo que no los tocara, que habría justicia, y el pueblo creyó en nosotros. No arrastró a nadie, no le tocó un pelo a nadie, porque confiaba en nosotros (APLAUSOS). Le dijimos al pueblo que habría justicia, y estamos cumpliendo con nuestra palabra (DEL PUBLICO LE DICEN: “¡Igual que siempre!”). Hay justicia y tiene que haber justicia para que nunca más haya tiranía (APLAUSOS), para que nunca más vuelvan a predominar en nuestra sociedad los bárbaros y los criminales; tiene que haber justicia para que no haya venganza, porque si no hay justicia los familiares y los amigos y los compañeros de las víctimas se sentirán con derecho a tomar venganza por sus propias manos (APLAUSOS). Y el pueblo tuvo que pagar muy caro, porque hay 20 000 asesinados; porque no hay pueblo de Cuba donde no haya una docena, una veintena de viudas, donde no haya un centenar de huérfanos, donde no se aparezcan las mujeres vestidas de negro llorando y pidiendo justicia (APLAUSOS). Porque se le parte el corazón a uno de ver esas lágrimas y de ver esos llantos; porque se le parte el corazón a uno cuando llega un familiar para decir que su hijo fue detenido hace tres meses, hace cuatro meses, hace siete meses, y que no volvió a saber de él; porque se le parte el corazón a uno cuando ve esas fotografías de cadáveres, cuando ve esos instrumentos de tortura; se tiene que llenar de indignación cuando conoce las historias de las atrocidades y de las torturas que esos sádicos, esos bárbaros y esos criminales cometían todas las noches. Nadie tiene derecho a inmiscuirse en los problemas de Cuba, ningún extranjero tiene que venir a decirnos aquí lo que tenemos que hacer, porque nadie vino aquí a luchar por nosotros, porque nadie vino aquí a ayudarnos a conquistar la libertad, porque ellos no vinieron aquí a arrebatarles las armas homicidas a los asesinos, que fuimos nosotros, el pueblo de Cuba, con su sangre y su sacrificio (APLAUSOS). Que los congresistas norteamericanos se metan en los problemas de su país; que los congresistas norteamericanos condenen los linchamientos de negros allá en el sur de Estados Unidos, que nosotros no nos metemos en sus problemas (APLAUSOS); que los congresistas norteamericanos se metan en sus problemas, que aquí nadie les pidió opinión a ellos (APLAUSOS); que ellos no vivieron aquí bajo el terror, que ellos no vivieron aquí bajo el imperio de los Ventura, de los Pantoja, de los Pilar García (ABUCHEOS); que ellos lo que hicieron fue mandar tanques y mandar bombas y mandar aviones a la tiranía. Y eso sí que es un crimen, y eso sí que fue un asesinato (EXCLAMACIONES DE: “¡Pantoja!”). Yo quiero decirles que ayer, en un survey realizado por una firma prestigiosa de investigación pública, el 90% del pueblo estaba a favor de que los esbirros fuesen fusilados. Y hoy por la mañana, hoy por la mañana, esa misma firma envió una persona a informarme de que había aumentado el número de los que estaban a favor y que hoy era el 93% del pueblo el que estaba a favor de los fusilamientos (APLAUSOS). Nunca antes había habido un criterio tan unánime del pueblo; nunca antes un pueblo noble como este, un pueblo generoso como este, había adoptado una decisión tan unánime como en esta circunstancia. Este es un pueblo que basta una sola injusticia que se cometa para que se ponga enfrente del que comete la injusticia, y cuando el 93% del pueblo es partidario del castigo es porque este castigo es más que justo y más que merecido (APLAUSOS). Para defender no solo la justicia, sino para defender también la soberanía del país, el próximo miércoles se reunirán frente a Palacio un millón de cubanos, ¡un millón de cubanos! Yo había dicho que medio millón, pero el pueblo empezó a decir que no, que un millón (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Más de un millón!”). Así que el miércoles le vamos a decir al mundo lo que piensa el pueblo cubano, el miércoles les vamos a responder a los congresistas norteamericanos diciéndoles que no solamente vamos a fusilar a los esbirros porque es un derecho nuestro y es una obligación nuestra, sino también que ellos tienen la obligación de mandarnos a todos los criminales que se refugiaron allá (APLAUSOS). Pedirle al pueblo de Estados Unidos que nos devuelva los criminales y que nos devuelva los millones de pesos que se robaron y que están metidos allá, porque ese dinero pertenece al pueblo. Y si Estados Unidos dice que es un país democrático, tiene que mandar para acá a los criminales esos, porque son unos asesinos. Yo sé que cuando un pueblo está unido como este y tiene fe y tiene hombres que no lo van a traicionar, es un pueblo invencible; y que a la Revolución nada ni nadie podrá vencerla, porque para vencer la Revolución, para aplastar la Revolución hay que matar a 6 millones de cubanos. Gracias le doy al pueblo, porque no fui yo ni fueron los combatientes los que hicieron la libertad. ¡La libertad la conquistó el pueblo, la victoria es del pueblo! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Bravo!”) Nosotros no mandamos al pueblo, sino que obedecemos al pueblo. Nosotros hacemos únicamente lo que al pueblo convenga, únicamente lo que el pueblo manda. Porque por primera vez hay una revolución de verdad en Cuba, por primera vez nuestro pueblo es soberano, nuestro pueblo manda; porque nosotros no recibimos órdenes del extranjero, a nosotros no se nos puede venir con recaditos ni con órdenes (APLAUSOS). Sabemos que representamos la dignidad de nuestro pueblo, sabemos que representamos la dignidad de nuestro pueblo y sabremos representarla dignamente. Y no obedecemos más órdenes que las órdenes del pueblo, y como el pueblo quiere que los asesinos sean castigados, castigaremos a los asesinos (APLAUSOS). Yo quiero decirles a ustedes que los familiares de los caídos jamás serán olvidados por nosotros; que tan pronto hayamos terminado esta etapa inicial, tan pronto hayamos reorganizado el ejército y el país, tan pronto hayamos realizado estas tareas iniciales, organizaremos una oficina donde deberán inscribirse todos los familiares de los compañeros caídos y todos los familiares de las víctimas de la guerra, porque esos serán los primeros a quienes nosotros ayudemos y a los que nunca olvidaremos (APLAUSOS). Yo sé que hay muchos hombres necesitados, yo sé que hay muchos enfermos sin hospitales, muchos niños sin escuelas, muchas familias pasando hambre. Pero no resolveremos el problema de uno, ni de dos; resolveremos el problema de todos, para que nadie tenga que pedirle nada a nadie nunca (APLAUSOS), porque el hombre cuando tiene que pedir tiene que rebajarse, porque el hombre cuando tiene que pedir queda en deuda con alguien. Y en la sociedad todo hombre debe vivir de su trabajo, debe vivir con la frente en alto, sin tener que deberle ni agradecerle nada a nadie, para ser libre; porque así el día que va a votar vota por el que quiere y no por el que le hizo un favor (APLAUSOS).

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