sábado, 29 de noviembre de 2014

30 de Noviembre de 1956 La rebeldía ganó dimensión de pueblo


. Orlando Guevara Núñez
Cuando el 26 de julio de 1953 se produjo el asalto al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, esta ciudad, por su historia, se había ganado el derecho a ser escenario del combate que marcó el inicio de la última etapa de lucha por la libertad e independencia de la nación cubana.
Así lo definiría el Comandante en Jefe Fidel Castro : (…)  “Primeramente por una especie de intuición política: siempre me pareció muy cívica, muy combativa, muy heroica. Después, cuando estudié la historia de Cuba, adquirí conciencia plena de lo que valía esta región del país y esta ciudad, y fue por ello, cuando los amargos y tristes días que siguieron al golpe de estado de 1952, que nosotros tuvimos la convicción de que si existía un escenario adecuado para iniciar la lucha  revolucionaria, ese escenario era Santiago de Cuba, y la historia lo confirmó en el apoyo al movimiento”.
Ese protagonismo santiaguero se repitió el 30 de noviembre de 1956, primer combate armado luego de las acciones del 26 de julio de 1953 en las ciudades de Santiago  de Cuba y Bayamo. Aquella acción figura entre los hechos más trascendentes  de los cubanos contra la tiranía batistiana. La entonces capital oriental, sede del inicio de la lucha armada, lo era ahora del reinicio hasta la victoria final.
El levantamiento insurreccional  de ese día, dirigido por el héroe de la lucha clandestina, Frank País García,  constituyó  la viril respuesta de la juventud santiaguera y del Oriente Indómito, organizada en el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, al llamado del Moncada, expresado por Fidel en su alegato de autodefensa La Historia me absolverá.
 El 30 de noviembre de 1956 formó parte de la estrategia trazada por el máximo jefe de la Revolución para emprender la guerra revolucionaria de liberación, derrocar al gobierno ilegal de Fulgencio Batista y cambiar el sistema político del país. Así, la fecha se une a la del 2 de diciembre de igual  año- desembarco del yate Granma- como parte de un mismo plan e  iguales objetivos.
Puede afirmarse que la epopeya protagonizada por los combatientes y el pueblo santiaguero esa mañana, tuvo una repercusión inmediata.
Quedó demostrado que los revolucionarios estaban en condiciones de organizarse y de combatir con efectividad frente a las fuerzas del ejército opresor. Y que contaban con el respaldo popular.
La acción fortaleció la personalidad de Frank País como líder indiscutible de la lucha clandestina y de ella surgieron como símbolos los héroes Pepito Tey, Tony Alomà y Otto Parellada, el uniforme verde olivo y los brazaletes rojinegros del  Movimiento Revolucionario  26 de Julio.
Si  después del asalto  al Moncada la tiranía cometió brutales asesinatos, que no fueron más por la solidaridad del pueblo santiaguero protector de  muchos asaltantes, ahora los revolucionarios fueron apoyados, protegidos por la población,  al punto de que solo murieron los caídos en combate. La masacre no pudo repetirse.
El Movimiento Revolucionario 26 de Julio contó desde entonces con combatientes más fogueados, audaces y capaces, al tiempo que sus dirigentes clandestinos escalaban un nuevo peldaño en su desarrollo y aptitudes para una lucha que iría más allá del derrocamiento de un gobierno tiránico, para insertarse en los proyectos de las transformaciones sociales, políticas y económicas que reclamaba la nación cubana.
De forma inmediata, el alzamiento se propuso distraer fuerzas enemigas que no pudieran lanzarse contra los expedicionarios del Granma; pero al llegar el yate dos días después, ese factor fue adverso, pues muchos efectivos de la tiranía, procedentes de la capital del país, se encontraban ya en Santiago de Cuba, con un acceso más rápido al escenario del desembarco. Pero en los días que siguieron al arribo de Fidel a la costa oriental, muchos revolucionarios, en un plan organizado por Frank, le prestaron apoyo, salvaron muchas vidas y propiciaron la incorporación del jefe de la Revolución y varios de sus combatientes a la Sierra Maestra, desde donde continuarían  la lucha .
Desde los primeros momentos, los expedicionarios dirigidos por Fidel tuvieron un apoyo valioso de la jefatura clandestina en Santiago de Cuba, entre ellas el envío de medio centenar de combatientes, armas y otros pertrechos de mucha utilidad para la guerrilla en su etapa de supervivencia, adaptación y en el combate de El Uvero, el 28 de mayo de 1957.
A partir del 30 de noviembre, Fran País se consagró a la tarea de llevar a planos superiores la organización del Movimiento Revolucionario 26de Julio, estructurándolo en secciones de organización, obrera, sabotaje, tesorería y propaganda. Organizó, de igual forma, el trabajo de las milicias, del sector obrero y la lucha cívica en torno a la ayuda decidida a los combatientes de la Sierra Maestra.
El propio Frank País, al referirse al Alzamiento, lo consideró un éxito, no por sus resultados militares en el momento, sino por lo que significó para el posterior desarrollo de la lucha. Ahora, a  58 años de esa épica jornada, el significado del Levantamiento Armado de Santiago de Cuba se agiganta en el tiempo. Se cuenta entre los hechos que trascienden su fecha. La rebeldía santiaguera  y cubana ganó  ese día dimensión de pueblo.
 
                                         
                                        


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