.Orlando Guevara Núñez
El 27 de
marzo de 1976, fueron retirados de la
República Popular de Angola los últimos soldados sudafricanos que habían invadido
el país para cercenar la independencia ganada por los combatientes angolanos y
defendida también por los internacionalistas cubanos.
Recuerdo bien ese día. Los cubanos estábamos allí,
frente a frente a los sudafricanos. La decisión cubana era que si ese día ellos
no se retiraban, nuestras fuerzas comenzarían una ofensiva hasta expulsarlos.
Los minutos pasaban lentamente. El plazo fijaba como
hora límite las 9 de la mañana de ese día. Sabíamos que si era necesario el
combate, el precio de la victoria sería caro, pero la lograríamos.
Esperábamos con tensión, pero con decisión. Y cuando
llegó la hora cero, solo esperábamos las órdenes de nuestros jefes. Pero todo
permaneció en calma. Y desde entonces tuvimos la certeza de que la única
explicación era que el enemigo había abandonado sus posiciones.
En esos momentos, unos 36 000 cubanos combatíamos junto a los angolanos para salvar su
independencia. Hasta que aquel 27 de
marzo de 1976, los últimos militares sudafricanos trascendían el río Cunene y se internaban en territorio de Namibia, país
entonces dominado por el régimen del apartheid. Sudáfrica había claudicado
Pensamos que aquel sería el fin de la guerra en
Angola. Pero no fue así.
Cuba y Angola habían acordado la permanencia un
tiempo más de las tropas cubanas en ese país, con el fin de contribuir a consolidar
la independencia y ayudar a la preparación de los angolanos para asumir esa
misión. La decisión fue acertada, pues las fuerzas reaccionarias reorganizaron
la lucha, y fueron necesarios nuevos, grandes y decisivos combates donde la
sangre de patriotas de ambos países se mezclaron en ese hermano suelo, hasta la
victoria final.
Vendrían nuevas epopeyas gloriosas, entre éstas la de Cuito Cuanavale. Sudáfrica otra vez
derrotada, la independencia de Angola había sido preservada, la de Namibia se
había alcanzado, y el apartheid quedaba definitivamente destrozado
La Operación Carlota, nombre de esa
misión cubana en Angola, proseguiría hasta el 25 de mayo de 1991. Ya desde 1976, el
hoy General de Ejército Raúl Castro había dicho que “De Angola nos llevaremos
la entrañable amistad que nos une a esa heroica nación, el agradecimiento de su
pueblo y los restos mortales de nuestros queridos hermanos caídos en el
cumplimiento del deber”.
En Angola perdieron la vida 2016 cubanos, entre ellos 787 en acciones
combativas, y el resto en accidentes o por enfermedades. Un hecho que retrata
en toda su dimensión el espíritu
internacionalista del pueblo cubano, es que la participación en esa misión fue
enteramente voluntaria. El 7 de diciembre de 1989, tuvo lugar en Cuba la
Operación Tributo, ocasión en que fueron
traídos a su querida tierra los restos de los combatientes caídos en esa
y otras misiones internacionalistas. Y en hombros del pueblo, aquí fueron
sembrados.
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