jueves, 27 de septiembre de 2018

Los Comités de Defensa de la Revolución nacieron en pleno combate




 .Orlando Guevara Núñez


Aún recuerdo aquella noche del 28 de septiembre de 1960. Fidel había regresado a Cuba después de haber participado en la Asamblea General de la UNU, donde, dos días antes, había pronunciado un histórico discurso no solo en nombre de nuestro país, sino también de todos los pobras y explotados del mundo.
Y el pueblo habanero, en nombre de todos los cubanos, le tributó una gigantesca bienvenida  frente al entonces Palacio Presidencial. En medio del discurso, se escuchó la explosión de un petardo. La reacción del pueblo fue inmediata, con gritos y consignas de apoyo a la Revolución y de ¡paredón! para los agresores.
Fue el momento en que Fidel expresó  una idea que de inmediato se convirtió en  fuerza de pueblo:
 “Vamos a establecer un sistema de vigilancia colectiva, ¡vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva!   Y vamos a ver cómo se pueden mover aquí los lacayos del imperialismo, porque, en definitiva, nosotros vivimos en toda la ciudad, no hay un edificio de apartamentos de la ciudad, ni hay cuadra, ni hay manzana, ni hay barrio, que no esté ampliamente representado aquí”.
“Vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria que todo el mundo sepa quién vive en la manzana, qué hace el que vive en la manzana y qué relaciones tuvo con la tiranía; y a qué se dedica; con quién se junta; en qué actividades anda.  Porque si creen que van a poder enfrentarse con el pueblo, ¡tremendo chasco se van a llevar!, porque les implantamos un comité de vigilancia revolucionaria en cada manzana,  para que el pueblo vigile, para que el pueblo observe, y para que vean que cuando la masa del pueblo se organiza, no hay imperialista, ni lacayo de los imperialistas, ni vendido a los imperialistas, ni instrumento de los imperialistas que pueda moverse”
“Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo, y no saben todavía la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo.  Y, por lo pronto, hay que dar nuevos pasos en la organización de las milicias; hay que ir a la formación, ya, de los batallones de milicias, zona por zona, en todas las regiones de Cuba, ir seleccionando cada hombre para cada arma e ir dándole estructura a toda la gran masa de milicianos, para que lo antes posible estén perfectamente formadas y entrenadas nuestras unidades de combatientes”.
En ese mismo momento nacieron los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). A todo lo largo y ancho del país, el pueblo se organizó y puso bajo control al enemigo. Nacieron  combatiendo, y desde entonces han sido un baluarte revolucionario. Por eso son los CDR tan odiados por el enemigo.
Al inicio fue la defensa su tarea única. Pero después fueron surgiendo otras: su participación en la salud, apoyo a las campañas de vacunación, donaciones voluntarias de sangre, audiencias sanitarias. Un apoyo decidido a la educación, en todos los niveles.
Millones de cederistas han apoyado la higienización y participado en el trabajo voluntario en la agricultura, la construcción y otras labores en todos los sectores de la economía.
Hoy, a 58 años de su nacimiento, puede afirmarse  que no ha existido tarea importante de la Revolución en lo económico, lo político, lo social y en la defensa, que no haya contado con  la valiosa y entusiasta participación de los Comités de Defensa de la Revolución, organización que agrupa ahora a más de 8 millones y medio de integrantes.
Fundados por nuestro eterno Comandante en Jefe, Fidel Castro, los CDR siguen siendo baluartes invencibles, porque son el pueblo organizado y siempre dispuestos a defender la Patria, la Revolución y el Socialismo. Siempre dispuestos a seguir cumpliendo el legado fidelista de aquel memorable 28 de septiembre de 1960:  
¡No importa  que cualquiera de nosotros caiga, lo que importa es que esa bandera se mantenga en alto, que la idea siga adelante!, ¡que la patria viva!

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