.Orlando Guevara Núñez
Gobiernos, organizaciones y personalidades en diversas
latitudes del mundo, continúan condenando el brutal intento de magnicidio
contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro Moros.
Las entrañas de la contrarrevolución interna, en maridaje
con el imperio yanqui, sus peones en la vecina Colombia y otros que las
investigaciones sacarán a la luz, se han mostrado como lo que son: engendro de
odio, desprecio a la vida humana. Criminales. Terroristas.
Otros con mezcla de cinismo e infamia, han tratado de
desvirtuar la gravedad del hecho, y hasta han puesto en duda su veracidad. Al
conocerse el nombre de esos países, recordé un pensamiento de nuestro Héroe
Nacional, José Martí: ¡A
la mesa del castigador no puede sentarse con honra, sino sin honra, ningún
hermano del castigado! Algún día, los
propios pueblos serán los encargados de lavar esa mancha surgida de la cobardía
y la traición.
Los cubanos conocemos de sobra las barbaries de que son capaces el imperialismo y sus cómplices en todas partes del mundo. Viven en nuestra memoria los 3 478 hermanos
nuestros cuya vida fue segada por actos terroristas que costaron, además, la
pérdida de grandes recursos materiales.
Otros muchos sabotajes fueron impedidos. Pero de cada
agresión, la Revolución salió más fortalecida. Raúl definió con pocas palabras
esa realidad: La Revolución cubana es como una estaca, que mientras más golpes
le dan, más profundo penetra en el corazón del pueblo”
El pueblo venezolano está respondiendo al intento de
asesinato de su presidente. Y es que acciones vandálicas como ésta, aceleran la
profundización de la conciencia de los agredidos, y la disposición para su
defensa.
Esperamos que el gobierno de la hermana República
Bolivariana de Venezuela siga ofreciendo las informaciones sobre los autores y
cómplices de esta artera agresión. Eso contribuirá, en primer lugar, a condenar
con mayor energía a los culpables directos e indirectos. Y reforzará nuestro
apoyo a este heroico pueblo y a sus dirigentes. Y hará crecer más nuestra
convicción de que en esta guerra sucia contra ellos, la victoria será suya.
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