.Orlando Guevara Núñez
En su artículo 83, párrafo 217, el Proyecto de Constitución
de la República de Cuba, define que “La salud pública es un derecho de todas
las personas. El Estado garantiza el acceso y la gratuidad de los servicios de
atención, protección y recuperación”
No es un postulado nuevo. Es la ratificación del sistema
existente en Cuba desde los primeros años de la Revolución. Desde que los
pacientes dejaron de ser clientes, y la medicina una mercancía. Es esa una de
las obras más hermosas, porque garantiza el derecho humano más sagrado, el
derecho a la vida.
Y Cuba, aún
padeciendo un criminal bloqueo económico, comercial y financiero que
cada día aprieta más el cerco, tiene la grandeza de mantener ese servicio para toda
su población, y más allá de sus fronteras. Hoy somos el país con un mayor
número de médicos por habitantes, poseemos una tasa de mortalidad infantil incluso
mejor que la potencia que nos bloquea, mientras que las esperanzas de vida de
la población, que no llegaba a 60 años cuando triunfó la Revolución, ahora anda
por los 78 años.
Pero, como todas las obras grandes, ha costado esfuerzo,
sacrificio y recursos edificarla. Al inicio, Cuba contaba con solo 6 000 médicos de los que, alentados por el
intento criminal enemigo de destruir la Revolución, emigró la mitad.
Fue el Comandante en Jefe Fidel Castro el principal
abanderado de convertir a nuestro país en una potencia médica, creando el digno
ejército de las batas blancas.
Enfermedades curables, que año tras año causaban en Cuba
la muerte o discapacidad de miles de personas, han sido erradicadas. La
vacunación contra 13 enfermedades llega hoy a toda nuestra población infantil,
en tanto otros programas benefician a otros sectores poblacionales. De cada 60
niños que morían antes de cumplir el primer año de edad, la Revolución salva
ahora 56.
Pero esa obra ha trascendió fronteras. Precisamente ayer,
el periódico Granma, Organo Oficial
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, publicó datos que avalan esta
aseveración.
Desde 1963 hasta la fecha 400 000 colaboradores cubanos
de la salud han prestado servicios en 164 países. Y muchos de ellos lo han hecho
y hacen en lugares donde los pobladores
nos habían sido nunca asistidos por un médico.
En estos momentos- precisa la información- más de 50 000
profesionales cubanos de la salud prestan servicios en 66 países¸ más de 28 000
médicos, de 105 países, se han graduado en la Escuela Latinoamericana de Medicina,
en La Habana. Y más de 3 millones de
personas, de 35 países, han sido operados de la vista, mediante la nombrada
Operación Milagro.
Todo eso lo ha logrado Cuba no con recursos que le sobran, sino compartiendo los
pocos que tiene. Por eso ahora, al reafirmar en nuestra próxima Constitución
ese principio sobre el derecho a la salud, Cuba está garantizando no solo el
bienestar de su pueblo, sino también el de millones de personas en el mundo,
sin reparar en color de la piel, posición social o económica, sexo, y sin
preguntar a nadie si es ateo o creyente, y ni siquiera su filiación política o
ideológica. El único objetivo: salvar vidas, curar enfermedades, aliviar o
evitar males En Cuba o en cualquier rincón del mundo.
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