miércoles, 5 de julio de 2017

José Maceo Grajales, el hombre escogido por el Dios de la Guerra



Orlando Guevara Núñez






El  5 de julio de 1896, en Loma del Gato, cayó en combate el Mayor General del Ejército Libertador Cubano, José Maceo Grajales. Su muerte fue un rudo golpe para las fuerzas revolucionarias. El máximo jefe de la Revolución de 1895, José Martí, lo había  bautizado como  “Un hombre escogido por el Dios de la Guerra”.

Había  nacido el  2 de febrero de 1849 en una zona rural de San Luis, en el territorio de Santiago de Cuba, y con solo 19 años de edad se incorporó a la guerra de 1868 contra el poder colonial español.

 De él  diría el Generalísimo Máximo Gómez: “Pocos cubanos he conocido más libre, más trabajador y más valiente;  y más resuelto, ninguno. Puedo decirte que la Patria ha perdido en él a uno de sus mejores y más decididos y probados servidores (…)   Ha muerto el General José Maceo, la verdad, como moriremos muchos, pero su memoria no puede ser olvidada; y guarda tú estas líneas que desde estos campos, donde retumba el cañón, te escribo, porque ellas significan mi duelo de guerrero por la pérdida del compañero y del amigo;  que él murió en su puesto, derribado de su caballo de batalla para aparecer más alto y hermoso en la historia de tu Patria”.

Su valentía en los combates, en los cuales acostumbraba a marchar siempre diez pasos por delante de la vanguardia, hizo que sus compañeros lo denominaran El León de Oriente.

El 1ro. de abril de 1895, José Maceo desembarca  por Duaba, Baracoa, junto a su hermano Antonio y otro bravo general mambí, Flor Crombet, para reiniciar la guerra necesaria. Una obligada dispersión de esa fuerza, lo sume durante 13 días en una odisea soportable sólo por hombres de su  temple. Hasta que logra incorporarse a las filas insurrectas.

Acción tras acción, se forjan sus hazañas. Y cuando el 22 de octubre de 1895 parte Antonio Maceo con la invasión hacia Occidente, deja como Jefe del Departamento Oriental al ya legendario José Maceo, jefe del Primer Cuerpo del Ejército Libertador Cubano. Desde entonces, hasta su caída en combate , las fuerzas españolas no tuvieron tregua en  el territorio por él dirigido

Las balas enemigas que lo mataron, sin embargo, fueron  impotentes ante la figura del bravo guerrero, la cual se convirtió en símbolo y paradigma que trascendieron el hecho fatal y protagonizan los tiempos presentes. Porque el Mayor General José Maceo pertenece a la pléyade de quienes son recordados no por  el hecho de su muerte, sino por la obra de su vida.
Hoy, en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, donde se atesoran sus restos, una representación del pueblo santiaguero, en nombre de todos los cubanos, rendirá tributo al héroe.

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