sábado, 29 de julio de 2017

30 de julio de 1957, presagio de alborada

.Orlando Guevara Núñez

No era posible imaginar  que un joven  santiaguero, entonces con apenas 18 años de edad, ajeno a los hechos del 26 de julio de 1953, se convertiría luego en la figura cimera de la lucha clandestina en toda Cuba, del Movimiento  inspirador de aquella acción. Y mucho menos  vislumbrar que la muerte de aquel joven, antes de cumplir los 23 años de existencia,  marcaría el  día de homenaje a todos los mártires cubanos, caídos a partir de los combates de la Mañana de la Santa Ana.
Frank País  hizo suyo el dolor por los crímenes contra los asaltantes del Moncada y el Carlos Manuel de Céspedes; su artículo denuncia ¡Criminales! fue mezcla de indignación, patriotismo, valentía y compromiso. En la lucha estudiantil se  forjó carácter de líder. Sus cualidades de rebelde y de organizador tuvieron efectiva convergencia. Igual que su fe religiosa y su patriotismo.
 Sus proyecciones revolucionarias y políticas, lo condujeron a materializar una acariciada aspiración: crear una organización propia. Su ascenso fue vertiginoso. Decisión GuiterasAcción Revolucionaria Oriental (ARO), Acción Nacional Revolucionaria (ANR). 
Hasta llegar  un momento  que retrata, en toda su dimensión, la talla revolucionaria de Frank País, su ingreso al Movimiento Revolucionario 26 de Julio, poniendo a disposición de Fidel Castro su organización, sus hombres, sus escasas armas  y su propia persona. Un despegue hacia el combate soñado, hacia la gloria y la historia.
En 1955 se crea en Santiago de Cuba la Dirección Provincial del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Frank País García quedaba como Jefe de Acción y Sabotaje.
Luego vendrían, en agosto y octubre, las visitas  a México para sus históricos encuentros con Fidel.  donde  quedaron decididas  las acciones en Santiago de Cuba para el apoyo a la futura expedición del Granma.
La estructuración del Movimiento 26 de Julio en  la provincia y en la base, centró la actividad de Frank en esos días cruciales de la lucha. Prioridad al movimiento obrero, a la resistencia cívica, a la propaganda. Fundó el Boletín Informativo como órgano del 26 de Julio, que luego pasó a Ultimas Noticias, hasta constituirse en el periódico Sierra Maestra clandestino.
La acción de Santiago de Cuba fue el primer combate armado de la juventud cubana después del 26 de julio de 1953. Ese día la nacieron a la Patria  dos símbolos imperecederos, el uniforme verde olivo y el brazalete rojinegro del 26 de Julio. Y otro que crece con el decurso del tiempo: el de Pepito Tey, Tony Alomá y Otto Parellada.
Santiago de Cuba tuvo, en este épico día, la oportunidad de apoyar la acción y de proteger luego a los combatientes. Los crímenes del Moncada no pudieron repetirse. Fue una jornada de combate y de solidaridad.
Después del combate heroico, los días de la reorganización del Movimiento, el apoyo a la lucha con hombres, armas y abastecimientos a los guerrilleros en la Sierra Maestra. Fidel en las montañas y Frank en Santiago de Cuba, convertían a la indómita provincia oriental en el bastión principal contra la tiranía batistiana.
La talla de Frank se agiganta en el rigor de la clandestinidad. “Surge en el Movimiento 26 de Julio un nuevo concepto, una nueva idea, que recoge las frustraciones cubanas desde 1902 hasta la fecha y trata de aprovechar las experiencias históricas para unirlas a las necesidades económicas, políticas y sociales de nuestra patria y darles las verdaderas soluciones”.
El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Tal definición fue hecha por el Che, quien agregó que es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad. Y fue esa otra de las extraordinarias cualidades de Frank País.
El amor profundo hacia la  madre y sus hermanos, a sus compañeros de lucha, a la Patria. La muerte de su hermano Josué, exactamente un mes antes que él, lacera en lo más profundo sus sentimientos. Dolor convertido en lacerante  poema.
Su agonía se multiplica ante la pérdida de cada compañero.  “Y se les ve caer uno a uno.  Y se siente morir en cada caída y aprende a quererse más al que queda.  Y se le ve caer también.  Y  al otro y al otro…”  “A veces pienso si sería mejor morir y ser eternamente joven y cesar el sufrir y no vivir sintiendo la muerte de cada hermano que cae (…)”
Así era Frank País.
El Callejón del Muro  vio morir a  un hombre, pero  también nacer  un símbolo con fuerza de pueblo. Allí  las arterias de Santiago de Cuba vertieron un torrente de sangre bravía. Sangre acribillada, presagio de alborada, heraldo de  libertad.
Ese día, Santiago de Cuba vibró de indignación, cubrió decenas de cuadras hasta el cementerio de Santa Ifigenia, acompañando el féretro de Frank. Colmó ventanas y balcones desde donde llovían pétalos de flores rojas y blancas: enarboló banderas del 26 de Julio, cantó el Himno Nacional. Las mujeres no tenían espacio para el llanto, porque sus gargantas estaban desbordadas con los gritos de ¡Abajo la tiranía!, ¡Viva Fidel!. ¡Viva la Revolución!. Los comercios cerraron, una huelga  espontánea se extendió como llama. El dolor se transformó en fuerza capaz de hacer que los esbirros de la tiranía, amedrentados, se refugiaran en sus guaridas.
Otro  30 de julio.  Tributo también sentido y grande. Los nombres de Frank y de  Raúl Pujol,  continúan  creciendo como símbolos de valentía, rebeldía y fidelidad. Símbolos de la Revolución cubana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario