sábado, 1 de abril de 2017

Desembarco de Duaba: El legado de un ejemplo





.Orlando Guevara Núñez


El primer día de abril de 1895, como parte de la concepción martiana sobre la organización de la guerra contra el poder colonial español, llegó a la desembocadura del río Duaba, en las cercanías de Baracoa, una pequeña expedición independentista cubana, integrada por sólo 23 patriotas, entre quienes figuraban tres prestigiosos generales mambises : Antonio Maceo , Flor Crombet y José Maceo.
Al organizarse la expedición en Centroamérica, era el General Antonio su jefe; pero circunstancias relacionadas con el financiamiento por él solicitado y que no estaba dentro de las posibilidades del Partido Revolucionario Cubano, determinaron que José Martí, previa consulta con Máximo Gómez, encargara a Flor Crombet su encabezamiento. La  actitud de Maceo se reveló una vez más en toda su grandeza, al sumarse  al grupo expedicionario, poniendo, por encima de todo, su desinteresado patriotismo.
El desembarco tenía como objetivo el traslado de los principales jefes de la Revolución hacia el territorio cubano, para incorporarse a la guerra que habia estallado el 24 de febrero en el país. Igual misión tendría la pequeña expedición que por Playita de Cajobabo, territorio de Guantánamo, traería al suelo patrio a Martí y a Gómez, figuras cimeras de la nueva contienda contra España, diez días después.
Otra parte del plan insurrecto, eran los alzamientos internos en numerosos puntos del país, aunque fue el indómito Oriente donde más fructificaron. Jefes de la talla de Guillermón Moncada, Bartolomé Masó, Quintín Bandera, Saturnino Lora, Florencio Salcedo, Jesús Rabí, Periquito Pérez, Victoriano Garzón y otros muchos, se habían alzado en armas  y esperaban a los máximos líderes de la Revolución para unirse a ellos.
En el caso de Guillermón, su muerte sensible se produjo el día 5 de abril de l895. El bravo general, con sus pulmones destrozados por la tuberculosis, había acudido al llamado de la Revolución ya gravemente enfermo y prefirió morir como rebelde en la manigua antes que en la tranquilidad de una cama.
Los expedicionarios de Duaba,  tropezarían con grandes escollos aún antes del desembarco. Y ya en tierra cubana, con su escaso y precario armamento - 11 rifles y revólveres y machetes para los 23 - carentes de alimentos y en un escenario para ellos desconocido, tuvieron que enfrentarse pronto a las fuerzas bajo el mando del ejército español.
Su primer encuentro se produce  con una compañía de infantería que, derrotada, se retira hacia Baracoa, donde difunde la noticia de la presencia insurrecta en la zona.
Perseguidos por el enemigo numéricamente superior y mejor armado, en ocasiones traicionados, los patriotas, luego de ser sorprendidos en un cafetal, se ven obligados a la dispersión en cuatro reducidos grupos que intentan llegar al encuentro con los ya incorporados a la lucha. La tropa de 50 hombres que al mando de Félix Ruenes se alzaron y unieron al grupo rebelde, habían quedado atrás, en espera de otros arribos marítimos con pertrechos.
El día 10 de abril, durante uno de los enfrentamientos, cae abatido a balazos Flor Crombet, cuyo cadáver queda en manos de los guerrilleros al servicio de España y es sepultado en el cafetal Felicidad de Yateras. Otros integrantes del grupo de seis  son diezmados por el fuego enemigo, salvándose sólo José Maceo, quien luego de disparar contra el enemigo, se lanza por un barranco y logra evadir la persecución, hasta su incorporación a las fuerzas insurrectas de Guantánamo.
Antonio Maceo burla también la cacería hasta incorporarse a las tropas mambisas en la zona de Mayarí Arriba, la noche del 20 de abril. La noticia de su presencia en suelo cubano había avivado la llama de la Revolución en toda la región oriental, provocando una insurrección masiva de oficiales y soldados del Ejército Libertador Cubano que apreciaban en él al paradigma de militar y de patriota. De inmediato asume el mando del Cuerpo de Ejército de Oriente y entre sus primeras órdenes para organizar y desarrollar la guerra, está la de ajusticiar a todo emisario portador de propuestas de paz que no lleven consigo la independencia.
De los dos grupos restantes se conoce que uno, integrado por tres expedicionarios, fue hecho prisionero por las fuerzas españolas, mientras que el otro - de cuatro - tuvo la suerte de encontrarse con un destacamento revolucionario al cual se unió.
De tal manera, fue  el Mayor General Francisco Adolfo Crombet Tejeda (Flor Crombet) la pérdida más sensible para la Revolución durante los días que sucedieron al desembarco de Duaba. El gallardo Flor, como lo bautizara José Martí, al recibir la noticia de su caída.

Este  1ro. de abril, se conmemora  un nuevo aniversario de aquel hecho probatorio de la capacidad de sacrificio de los patriotas que reiniciaron la lucha armada nacida el 10 de octubre de 1868 en La Demajagua. Antonio Maceo, José Maceo y Flor Crombet - sus tres principales protagonistas- no sobrevivieron a la guerra. Pero viven sus ideas. Y por eso los recordamos no sólo por su muerte heroica, sino, sobre todo,  por la obra de su vida, por el ejemplo legado.

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