domingo, 29 de mayo de 2016

Estados Unidos hacia Cuba, ¿cambio o combinación de políticas?

.Orlando Guevara Núñez A casi año y medio de anunciarse el inicio del proceso para la normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, ocasión en que el presidente norteamericano, Barack Obama, calificó de fracaso el bloqueo a nuestro país, cabe preguntarse si la intención real del imperio consiste en sustituir un método por otro en su lucha confesada por lograr un mismo fin: la destrucción de la Revolución cubana, o complementar el mecanismo fracasado con otro que piensa le dará los resultados deseados. Cierto es que se han dado algunos pasos para mejorar las relaciones, incluyendo el establecimiento de embajadas en ambos países. Pero el principal obstáculo, el bloqueo, sigue en pie. En su visita a La Habana, el mandatario estadounidense, en un discurso que no pudo despojarse de la mentalidad colonial, estuvo dirigido, más que a la anunciada preocupación por el bienestar del pueblo cubano, a tratar de vender las “bondades” y las “oportunidades” del sistema capitalista. Trató de vendernos, sencillamente, lo invendible en Cuba. Y trató de comprarnos lo imcomprable en este país: su independencia, su soberanía y su dignidad como nación. El gobierno de la mayor potencia imperialista del Universo, se sigue lamentando de que el bloqueo “no funcionó”, pero lo sigue manteniendo, flexibilizando en los puntos que le conviene, arreciando en otros que sabe afectan a la economía cubana. Como expresara el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, durante la sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 27 de octubre de 1015, “El bloqueo constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de todos los cubanos, es contrario al Derecho Internacional, califica como acto de genocidio a tenor de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948 y es el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de nuestro pueblo. “Los daños humanos que ha producido son incalculables. El 77% de los cubanos lo han sufrido desde su nacimiento. Las carencias y privaciones que provoca a todas las familias cubanas no pueden contabilizarse. “Calculados conservadora y rigurosamente, los daños económicos que ha ocasionado, en más de medio siglo, ascienden a 833 755 millones de dólares, según el valor del oro. A precios corrientes, suman 121 192 millones de dólares, cifra de enorme magnitud para una economía pequeña como la nuestra”. Como denunció en esa ocasión la parte cubana, se sigue sancionando a empresas que han hecho alguna operación con Cuba, al tiempo que el bloqueo está en plena y completa aplicación. El gobierno de Obama, como parte de los “nuevos métodos” relacionados con Cuba, destinó, poco días después de la visita a La Habana, unos 800 millones de dólares para “formar cuadros” que en un futuro aspiren al poder en nuestro país. Lástima que sigan teniendo, para ese fin, la mala puntería para seleccionar la “materia prima”, desconociendo que los dirigentes en Cuba no se fabrican, sino que surgen de quienes, en la práctica, son ejemplo de entrega y de fidelidad al pueblo, lo cual unen a su capacidad para asumir las grandes tareas de la Revolución. Y a esas personas, las elige el pueblo. En conclusión, la estrategia clara de los Estados Unidos no consiste en eliminar el bloqueo y sustituirlo por métodos menos criminales y engañosos. Se trata de combinar las dos cosas. Ya reconocieron el fracaso del método primero, acompañado de las agresiones, los sabotajes, el intento de aislamiento y las calumnias. ¿Cuándo reconocerán que el segundo tampoco funcionará? Tal vez, cuando rectifiquen su error mayor: no conocer, en toda su grandeza, al pueblo cubano. En esa lucha, ellos seguirán aportando la ignominia, la torpeza y la derrota. Nosotros, la razón, la inteligencia y la victoria.

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