viernes, 17 de abril de 2015

Víctor, el conductor del tanque de la victoria





.Orlando Guevara Núñez

Víctor Carreras Hernández ya no está físicamente junto a nosotros. Pero su recuerdo es imprescindible cuando de los días gloriosos de Playa Girón se habla. Pongo a disposición de los lectores una entrevista que hice a Víctor con motivo del 40. aniversario de ese hecho histórico. Tengo en mis manos, además, de su puño y letra, el relato de lo sucedido durante esos días y, sobre todo, el momento en que él condujo el tanque SAU-100, desde el cual el Comandante en Jefe Fidel Castro hundió el buque Houston, uno de los baluartes de la invasión mercenaria.
“Fidel, después de hablarnos sobre la situación de la invasión, nos dijo que teníamos que tomar Girón fuera como fuera”. Así lo testimonia el entonces muchacho que pocas horas antes había vencido un curso de tanquista, sin sospechar que su verdadera graduación tendría como escenario un combate de tanta trascendencia.
Víctor Carreras Hernández, recuerda que partió para el lugar del desembarco como conductor de un tanque SAU-100, junto a otros cuatro de ese tipo y media docena de T-34. “Hicimos el recorrido en los tanques, por carretera, desde Managua hasta Playa Girón”, afirma.
“Antes de llegar a Matanzas –una evocación triste-  se nos volcó un T-34 y allí murió el compañero Emilio Daudinot Pineda, lo que nos causó una gran impresión. En ese momento, el compañero Fermín Tobar, jefe de compañía de tanques, nos dijo que Fidel nos esperaba en el central Australia, pues había un desembarco y estaban muriendo muchos milicianos y civiles”.
Relata que cuando llegaron al Australia y los recibió el Comandante en Jefe, “conocimos que el entonces teniente López Cuba había entrado en combate y su tanque había sido averiado y herido él en una mano. Al marchar hacia Girón, los milicianos se montaron sobre los tanques y al pasar cerca del equipo averiado de López Cuba, en Playa Larga, fuimos bombardeados por la aviación enemiga”.
Los recuerdos trágicos afloran. “Fueron incendiadas las guaguas que transportaban a nuestros milicianos y en ese momento al SAU-100 conducido por Rafael Rodríguez, una bomba de NAPALM le arrancó la estera izquierda, recibiendo él un golpe en la cabeza, con pérdida de conocimiento”.
“Mi tanque venía atrás y me vi obligado a realizar un giro violento para evitar un choque que habría sido fatal. Me salí de la carretera, hacia el manglar. Nos detuvimos, salimos del tanque bajo el bombardeo para socorrer a los compañeros.
“Bajo las bombas comenzamos a armas la estera rota y en ese instante llegaron tres Cuatro Bocas, manejadas por jóvenes rebeldes de 15 y 16 años de edad, quienes tumbaron dos aviones mercenarios pintados con insignias cubanas. Eran como las 7:00 de la noche del día 17 de abril.
“En una curva hacia Playa Girón, entablamos combate con los invasores, quienes contaban con cinco tanques Sherman, morteros, bazucas, cañones sin retroceso, otros armamentos modernos y la aviación”.
Entre los muchos acontecimientos, el conductor del SAU-100 rememora que el 18 de abril continuaron los feroces combates y su tanque y el de Ángel Labrada Díaz abrieron fuego contra un navío que intentaba desembarcar mercenarios.
“Nuestros tanques iban en dos columnas, a la derecha e izquierda de la carretera”. Evoca el recuerdo de un tanque incendiado, compañeros saliendo por la escotilla, otro estaba muerto. La aviación enemiga lanzando paracaidistas, otro SAU-100 impactado por una bazuca…”
La memoria de Víctor guarda un hecho de particular emoción. “Estando ya en Playa Girón, se recibió una orden de Fidel pidiendo tres tanques para Playa Larga, donde un destroyer, cercano a la costa, estaba disparando y había matado a un compañero”. “Salimos a las tres de la tarde para allá, donde estaba Fidel con las columnas 1 y 2 del Ejército Rebelde”.
Para Víctor, se mantiene fresca la imagen del Comandante en Jefe disparando desde un tanque T-34, tratando de persuadir al enemigo ocupante del navío Houston, buscando que se rindiera, lo cual no se consiguió.
El jefe de la Revolución pasa entonces al SAU-100 de Fermín Tobar, con Víctor como conductor, desde el cual abre fuego sobre la embarcación, impactándola e incendiándola hasta hacerla sucumbir.
Afirma Víctor que la foto de Fidel bajándose de un tanque, fue en su descenso del T-34, no del SAU-100 con el cual hundió al Houston.
El testimonio de Víctor Carreras Hernández no cabe en este espacio periodístico, ni tampoco su historia revolucionaria que comenzó cuando casi adolescente se unió  a la Columna 18 del II Frente Oriental Frank País y después de la victoria de Playa Girón alcanzó los grados de teniente.
La trayectoria de este valioso joven creció luego con su participación en misiones internacionalistas, como combatiente o cooperante- en Viet Nam, Angola, Guinea Conakry, Sierra Leona y Nicaragua. Al momento de su muerte, era militante del Partido Comunista de Cuba y un firme defensor de la Revolución.
Sirva este momento para el homenaje al muchacho que tuvo el honor de conducir el Tanque de la Victoria, símbolo de la primera derrota militar del imperialismo en América y que marcó un hito importante en la historia de la Revolución cubana y en este continente.

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