viernes, 3 de enero de 2025

 ¡Aquí estamos y estaremos!
.Orlando Guevara Núñez
La prueba más contundente de la fortaleza de la Revolución cubana es que en 66 años de vida, el imperio brutal y genocida yanqui, a solo 90 millas de nuestras costas, no ha podido exterminarla. Han pasado 13 gobiernos norteamericanos y ninguno ha logrado ese criminal propósito. El 14 tampoco podrá.
Entre 1961 y 1965, crearon, armaron, pagaron y dirigieron, a lo largo del país, 299 bandas con 3 995 mercenarios. Y el fracaso fue rotundo Y no lograron vencer a nuestro pueblo, pese al pago de un precio de 549 muertos y centenares de heridos.  Secuestraron y robaron decenas de naves aéreas y marítimas, infiltraron por nuestras costas decenas de grupos entrenados para el sabotaje y asesinatos. Perpetraron, el 4 de marzo de 1960, el sabotaje del vapor francés La Coubre, en La Habana, donde perecieron 101 personas. El objetivo fue impedir que Cuba obtuviera armas para su legítima defensa. Pero el pueblo logró armarse.
Organizaron, entrenaron y financiaron, en 1961, la invasión mercenaria de Playa Girón, augurándole a la Revolución pocas horas de vida; Ellos duraron menos de 72. Y la victoria fue de nuestro pueblo, al costo de 176 vidas y 300 heridos. En octubre de 1962, fuimos amenazados con un exterminio nuclear, pero preservamos la vida porque fuimos capaces de arriesgarla; en ese mismo año, elaboraron un calendario para la derrota de la Revolución.  Y los derrotados fueron ellos. Más que los misiles nucleares imperiales, pudieron los misiles morales cubanos.

De noviembre de 1961 a enero de 1963, realizaron 5 780 acciones terroristas que dejaron un saldo de 3 478 muertes y 2 099 impedidos físicos permanentes. Pero el pueblo resistió y no se amilanó. Realizaron 13 498 provocaciones desde la ilegal Base Naval de Guantánamo, con pérdidas de 8 vidas y 15 heridos. Pero no pudieron amedrentarnos.
Introdujeron en Cuba el dengue hemorrágico, que provocó 158 víctimas mortales, entre éstas 101 niños. Dañaron con plagas renglones económicos vitales cubanos como la caña de azúcar, el tabaco, los cítricos y los cultivos menores. Pero no pudieron destruirnos.
Han dictado leyes criminales contra Cuba con el fin de aislarla, ahogarla y pulverizarla. Ahí están la Torricelli, La Helms-Burton, la de Ajuste Cubano; Ahí están el Plan Busch, la ilegal inclusión de Cuba en la lista yanqui de países que respaldan el terrorismo. Pero nuestro pueblo se mantiene de pie. Su política de aislamiento ha sido un fracaso. Gobiernos han existido como marionetas yanquis, pero los pueblos no se han equivocado.

Un arma predilecta y permanente del imperio contra Cuba ha sido la mentira. No hay tribuna sin ser testigo de esos engaños. En nombre de la libertad, de la democracia y de los derechos humanos la Revolución ha sido y sigue siendo atacada por quienes en muchos países han cercenado la libertad, la democracia, y son culpables de que en el mundo existan tantos millones de humanos sin derechos.
¿Y qué pretenden ahora?  Que nuestro pueblo deje de ser lo que es, para volver a ser lo que fue. O lo que es lo mismo, que deje de ser socialista, para regresar al capitalismo salvaje que no tendrá en Cuba ni presente ni futuro. Pretenden dividir a nuestro pueblo, quebrantar su firmeza y su unidad. Que el pueblo deje de ser gobierno y que el gobierno deje de ser pueblo.
El por segunda vez presidente norteamericano Donald Trump, antes de asumir el nuevo mandato, obtenido pese a su larga lista de delitos que incluyen la violación de su propia constitución, ha declarado que reiniciará la lucha por destruir a la Revolución cubana. Sin dudas, las mismas agresiones, las mismas amenazas. Los mismos intentos, pero con menos dudas, los mismos fracasos. Y cuando él, como sus antecesores y lacayos, pasen al vertedero de la historia, aquí estará nuestro pueblo más firme, más heroico, más unido y vencedor.  Así, como lo aseguró Raúl: ¡Aquí estamos y estaremos!

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