domingo, 3 de abril de 2022

10 de abril: dos acontecimientos trascendentes en la historia cubana

.Orlando Guevara Núñez

La fecha del 10 de abril está marcada en la historia cubana por dos acontecimientos cuyo significado trascendió sus respectivas épocas, para insertarse en la conciencia del pueblo con fuerza de presencia para todos los tiempos.

El 10 de abril de 1869 fue aprobada la primera Constitución cubana, la de Guáimaro, nombre de la localidad  donde sesionó una representación de los patriotas orientales,  camagüeyanos y villareños, con el objetivo de lograr la unidad imprescindible para la lucha independentista contra el gobierno colonial español.

La Asamblea Constituyente de Guáimaro estuvo presidida por Carlos Manuel de Céspedes, quien el 10 de octubre del año anterior se había alzado en armas en su ingenio La Demajagua, iniciando así la primera guerra de independencia cubana.

Hasta ese momento, aunque con el mismo ideal independentista, en estas regiones existían mandos militares independientes, sin estrategia común, ni militar política, lo que indicaba la necesidad de la proclamación de una República en Armas , con su Asamblea de Representantes y una Constitución que trazara las pautas  necesarias.

Aquel primer intento fue un significativo paso de avance de la unidad , de la conciencia  y del surgimiento de la nacionalidad cubana. Sin embargo, las aspiraciones unitarias se vieron limitadas por las contradicciones entre los mandos civiles y militares. Mientras que Carlos Manuel de Céspedes planteaba un mando único para las funciones militares y políticas, se impuso la separación de ambas. Analizando este  polémico tema, José Martí escribiría después: Los dos tenían razón, pero la Cámara la tenía segundamente.

El otro acontecimiento histórico de un 10 de abril, fue en el año 1892, cuando José Martí funda el Partido Revolucionario Cubano con el objetivo de lograr la independencia de Cuba y contribuir a la de Puerto Rico.

Fue José Martí el primero en organizar un partido único para dirigir una lucha cuyo fin sería, como lo proclamó en sus bases: no con el fin de precipitar la guerra, ni lanzar al país a un movimiento mal dispuesto, sino ordenar la guerra generosa y breve, que asegure en la paz y el trabajo la felicidad de todos los habitantes de Cuba.

El Partido Revolucionario Cubano logró unir a los patriotas que habían luchado por la independencia de Cuba durante muchos años. Su base social estuvo integrada por obreros emigrados que centavo a centavo contribuyeron a reunir recursos para sufragar los gastos de la contienda que estallaría el 24 de febrero de 1895 y cuyo triunfo sería escamoteado por la intervención norteamericana que transformaría a Cuba, de colonia de España, en neocolonia de los Estados Unidos.

Al término de la guerra, Tomás Estrada Palma, sucesor de José Martí como Delegado, subordinado ya a los dictámenes de los Estados Unidos, decidió  disolver el Partido Revolucionario Cubano, alegando que “Nuestra obra ha terminado porque la Patria está redimida”. La obra martiana en la fundación y dirección de ese Partido, sucumbía bajo las garras imperiales. Ese hecho aconteció en diciembre de 1898.

Las ideas martianas, traicionadas en aquel momento, serían luego reiniciadas por  uno de sus colaboradores, Carlos Baliño y un joven revolucionario, Julio Antonio Mella, cuando el 16 de agosto de 1925 fundaron el Partido Comunista de Cuba, raíz del actual Partido Comunista de Cuba fundado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, realizador de todos los sueños  desde  1868 hasta hoy.

 

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