jueves, 30 de mayo de 2019

El tabaquismo: un genocidio con disfraz de placer





.Orlando Guevara Núñez

Hace casi una década escribí un artículo sobre el tabaquismo. Y lo comencé diciendo- con datos avalados por la Organización Mundial de la Salud- que a escala universal, cada año, cinco millones de personas morían víctimas del tabaquismo. Y que la tendencia del holocausto era el crecimiento.
Con motivo de celebrarse este 31 de mayo el Día Mundial sin Tabaco, revisé la misma fuente. Y el pronóstico está confirmado. Ahora se dice que cada año mueren en el mundo, por causa de esta adicción siete millones de personas.
Y otro doloroso dato: en aquel momento, se informaba que entre los fallecidos por causas del tabaquismo, figuraban unas 600 000 mil personas no fumadoras, pero que aspiraban el humo ajeno. En estos momentos se afirma que esa cifra asciende a 900 000 cada año.
Cuba aporta a esa negativa cifra. Datos tomados de tres años atrás, daban a conocer que unas 13 000 personas fallecían cada año por los efectos del tabaquismo, entre ellas unas 1 500 sin ser fumadoras.

Hay afirmaciones médicas que son una clara advertencia para los fumadores: se estima que cada cigarrillo, acorta siete minutos la vida de quien lo consume. Y que la primera causa de muerte- de las evitables, en el mundo- es el tabaquismo. Otra es que de las 4 000 sustancias tóxicas contenidas en la nicotina, unas 43 son causantes de cáncer.

Una medida del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros de Cuba prohíbe la venta de cigarros y tabacos a los menores de edad, así como también fumar en centros laborales y de la salud y la educación. Sin embargo, tan lamentables son las violaciones como la impunidad con que lo hacen los infractores.

El daño del tabaquismo es bien conocido, pero puede afirmarse que, entre los propios fumadores, la percepción del riesgo es muy baja. Muchos conocen el peligro, pero lo imaginan para otros y nunca para ellos. Así, solo ante la presencia de un cáncer u otra enfermedad derivada del tabaquismo en su persona o de un familiar, viene, de forma tardía, el arrepentimiento, cuando la muerte y el luto sustituyen al llamado “placer de fumar”.
No pocos  jóvenes que se inician en la fuma, lo hacen creyendo que tal práctica es sinónimo de adultez, de personalidad, de independencia, o simplemente de “estar a la altura” del grupo con quien andan.
Y lo que empieza por esas razones infundadas, termina en adicción, en enfermedades, en muerte para unos y luto para otros.
Así, es buena la celebración del 31 de mayo y no fumar este día. Pero más que dejar de fumar un día, vale la reflexión y la voluntad  para  romper las ataduras a ese genocidio con disfraz de placer. Sería un gran aporte a la salud del cuerpo… y a la del bolsillo

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