domingo, 24 de abril de 2016

Para enriquecer el léxico de Obama sobre Cuba (II)


.Orlando Guevara Núñez
“Conozco la historia, pero me niego a verme atrapado por ella”. ¡Será que Obama tiene complejo de gato? La comparación nace de  que a este felino se le acusa de estar dotado de una ínfima memoria.
“He dejado claro que Estados Unidos no tiene ni la capacidad ni la intención de imponer cambios en Cuba. Lo que cambie dependerá del pueblo cubano”. Nada más parecido a lo que hace  la “gatica de Maria Ramos”: tirar la piedra y esconder la mano. Lástima que esa convicción no la hayan tenido los anteriores presidentes de los Estados Unidos a partir de 1959.
“Como dijo Martí: “La libertad es el derecho de todo hombre a ser honesto, pensar y hablar sin hipocresía”.  Desde Martí hasta Fidel, ese principio es realidad en Cuba. Martï y Fidel  evocaron ese concepto, está demostrado, con honestidad. Falta que el presidente de los Estados demuestre que su lo que hace esté en correspondencia con lo que dice.
“Así que déjeme decirles lo que yo creo. No los puedo obligar a estar de acuerdo, pero deben saber lo que pienso. Creo que cada persona debe ser igual bajo la ley. Cada niño se merece la dignidad que viene con la educación, la sanidad y los alimentos que tiene sobre la mesa y un techo sobre sus cabezas. Yo creo que los ciudadanos deberían ser libres de expresar sus ideas sin miedo, de organizarse, y de criticar a su gobierno y protestar pacíficamente, y que el estado de derecho no debería incluir detenciones aleatorias de las personas que hacen uso de esos derechos. Yo creo que cada persona debería tener la libertad de practicar su fe de forma pacífica y pública. Y, si, yo creo que los votantes deberían de elegir sus gobiernos en elecciones libres y democráticas”.    “Ahora si que este tipo se fundió” (se volvió loco). Evidente que el presidente Obama debió, además de aprender el ¿Qué volá?, estudiar un poco más sobre la realidad cubana. Cualquier cubano, al escucharlo, podría dedicarle un fragmento de una conocida canción: “Bájate de esa nube y ven aquí a la realidad”.
“Ahora, no es un secreto que nuestros gobiernos estén en desacuerdo con muchos de estos temas. He tenido discusiones sinceras con el Presidente Castro. Durante muchos años, ha señalado los fallos del sistema estadounidense: la desigualdad económica; la pena de muerte; la discriminación racial; las guerras en el extranjero. Eso es solo un ejemplo. Él tiene una mucho más lista larga. Pero esto es lo que tiene que entender el pueblo cubano: estoy dispuesto a tener este debate y diálogo abierto. Es bueno. Es saludable. No le tengo miedo”.  Un presidente norteamericano reconoce ahora, sobre ese tema, lo mismo que dijo Fidel hace casi 60 años.
“Sí que hay demasiado dinero en la política estadounidense. Pero en EEUU, todavía es posible que alguien como yo, un niño que fue criado por una madre soltera, un niño de raza mixta que no tenía mucho dinero, pueda ir atrás de y conseguir el cargo más alto del país. Eso es lo que es posible en EEUU”.  Un refrán cubano dice que “por la plata baila el perro”. Es obvio que en ese país, ese el motivo por el cual bailan los políticos norteamericanos en  las elecciones y la democracia. ¿Y para cuántos niños negros y pobres está abierta esa puerta en los Estados Unidos?  ¿Cuántos lo acompañan en ese éxito?  Las mismas agencias noticiosas y organismos especializados pueden responderle a Obama: su sistema capitalista es la oportunidad para que el 1 por ciento de la población acumule el 99 por ciento de las riquezas. Y hacerle una pregunta: ¿es esa la oportunidad que quiere para los cubanos? Puede hacerse otra interrogante: Esa oportunidad  se la dio la democracia o el dinero?
“Sí que hay dificultades de discriminación racial en nuestras comunidades, en nuestro sistema penal, en nuestra sociedad – el legado de esclavitud y segregación. Pero el hecho de que tengamos debates abiertos dentro de la propia democracia estadounidense es lo que da lugar a que mejoremos. En 1959, el año en que mi padre se mudó a Estados Unidos, era ilegal para él casarse con mi madre, quien era blanca, en muchos estados del país. Cuando empecé a ir a la escuela todavía estábamos luchando por eliminar la segregación en las escuelas del sur de Estados Unidos. Pero la gente se organizó; protestaron; debatieron estos temas; desafiaron a los oficiales del gobierno. Y gracias a esas protestas y debates y la movilización del pueblo, puedo alzarme aquí hoy, como afroamericano, y como Presidente de Estados Unidos. Eso fue por las libertades otorgadas en los Estado Unidos que pudimos traer el cambio”.  Parece que en esas protestas y debates no participó ninguno de los dos norteamericanos, la inmensa mayoria negros, que como promedio mata cada día la policía en los Estados Unidos; ni los reprimidos en manifestaciones, ni los golpeados, ni los torturados, ni los más de doce millones de indocumentados, ni los más de 40 millones de personas sin seguros médicos, ni los jóvenes afroamericanos, con mayor presencia en las prisiones que en las universidades estadounidenses.
“Es como hicimos grandes avances en los derechos de las mujeres y de los homosexuales. Es como hablamos de la desigualdad que concentra tanta riqueza en la cima de nuestra sociedad. Puesto que los trabajadores se pueden organizar y la gente de a pie tiene una voz, la democracia estadounidense le ha dado a nuestro pueblo la oportunidad de perseguir sus sueños y disfrutar de un alto nivel de vida”. Se ve que en los derechos de las mujeres se está avanzando en los Estados, a ese paso algún día, ¿será en este siglo? se les concederá el derecho de obtener igual salario que el de los hombres por similar cargo y calificación. Y si los trabajadores se pueden organizar, con democracia, ¿Por qué no llega a un 15 por ciento los que “ejercen” ese derecho? ¿Por qué Estados Unidos no aprende de la democracia cubana, la más amplia que existe en el mundo, ante la cual la estadounidense es una simple caricatura? Obama podría explicarle al pueblo norteamericano la esencia de la democracia en los dos países y aconsejarle, simplemente, el slogan de una antigua marca de cigarros cubanos: “Pruebe y compare”. Está claro que la democracia de los Estados Unidos le ha dado, como dice Obama, la oportunidad al pueblo de perseguir sus sueños, lo que no dice es que esa persecución se mantiene sin alcanzarlos. Ya lo dijo Calderón de la Barca: “Los sueños, sueños son” (en Estados Unidos).

“Ahora, aún quedan luchas difíciles y no siempre es bonito, el proceso de la democracia. Muchas veces es frustrante. Lo podemos apreciar en las elecciones que están en curso ahora mismo en mi país. Pero párense y piensen en este hecho sobre la campaña de Estados Unidos que se está llevando acabo ahora: habían dos cubanos-americanos en el partido republicano, haciendo campaña contra el legado de un hombre de raza negra que es el Presidente, mientras discuten que cada uno tiene más posibilidades de derrotar al candidato demócrata que será una mujer o un social-demócrata. ¿Quién habría apostado por eso en 1959? Esa es la medida de nuestro progreso”.  Lo que José Martí dijo en 1887 sobre las elecciones en los Estados Unidos, no ha cambiado: se pelea no a lo púgil, sino a lo serpiente. En ese país, el principal candidato y el principal votante, es el dinero. Esos cubano-americanos viven allá del mismo negocio que sus antepasados vivieron en la Cuba prerrevolucionaria: las elecciones, negocio lucrativo sean o no electos.
“Ya hay una evolución que se está llevando a cabo dentro de Cuba, un cambio generacional. Muchos han sugerido que vengo aquí para pedir al pueblo cubano que destruya algo; pero yo me dirijo a los jóvenes de Cuba quienes alzarán y construirán algo nuevo. El futuro de Cuba tiene que estar en las manos del pueblo cubano”.   No sé si luego de sus reflexiones, si las ha hecho, el presidente de los Estados Unidos se haya dado cuenta de una verdad que haría más objetivo su análisis. En Cuba no existe lucha entre los jóvenes y los viejos, sino de jóvenes y viejos contra lo viejo y por lo nuevo.
“Y al presidente Castro –a quien le agradezco que esté aquí hoy─ quiero que sepa, creo que mi visita demuestra que no tiene por qué temer una amenaza de los Estados Unidos. Teniendo en cuenta su compromiso con la soberanía y la autodeterminación de Cuba, también estoy seguro de que no tiene que temer las diferentes voces del pueblo cubano –y su capacidad para hablar, y reunirse, y votar por sus líderes. De hecho, tengo la esperanza para el futuro porque confío en que el pueblo cubano tomará las decisiones correctas”.   En lugar de algún comentario, solo una pregunta al presidente Obama: se informó ya sobre los resultados del Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba. Los cubanos tenemos libertades más allá de hablar, reunirnos y votar por nuestros líderes. Los proponemos nosotros mismos, podemos sustituirlos si no cumplen, y, lo más importante, gobernamos junto a ellos.
“Y mientras las toman, también estoy seguro de que Cuba podrá seguir desempeñando un papel importante en el hemisferio y en todo el mundo – y mi esperanza es que ustedes pueden hacerlo como un socio de Estados Unidos”  Dime con quién andas y te diré quien eres”. ¿Por qué tenemos que ser socios de los Estados Unidos en nuestro empeño solidario con el mundo? Lo cierto es que ese país no es socio de muchos de nuestros verdaderos socios.
“Hemos desempeñado papeles muy diferentes en el mundo”.  El presidente Obama acaba de “descubrir el agua fría”.
 “Pero nadie debe negar el servicio que miles de médicos cubanos han prestado a los pobres y a los que sufren”.   Hasta ahora, que yo sepa, los únicos que lo han negado y han tratado de obstaculizar ese servicio, son los distintos gobiernos de los Estados Unidos y algún que otro trasnochado de los que pululan en algunos círculos reaccionario y retrógrados.
“Hemos estado en el lado contrario de muchos conflictos en el continente americano”. Y seguimos estando. Es ocioso citar escenarios. Cuba siempre al lado de los revolucionarios, de los pobres, de los explotados; Estados Unidos, aliado a los reaccionarios, a los ricos, a los explotadores.
“Tomamos diferentes pasos en nuestro apoyo al pueblo de Sudáfrica para acabar con el apartheid. Pero el presidente Castro y yo pudimos estar allí en Johannesburgo para rendir homenaje al legado de gran Nelson Mandela. Y al examinar su vida y sus palabras, estoy seguro de que ambos nos damos cuenta de que tenemos mucho trabajo por hacer – para reducir la discriminación basada en la raza en ambos países”. Soy testigo de esos pasos diferentes. Nelson Mandela ha dejado claro testimonio sobre el verdadero papel de Estados Unidos y de Cuba contra el apartheid.
“Y en Cuba, queremos que nuestro compromiso ayude a animar los cubanos que son de ascendencia africana, que han demostrado que no hay nada que no puedan lograr cuando se les da la oportunidad”.  Este presidente se parece al personaje del programa humorístico cubano Vivir del cuento. Es como si hubiese caído en estado de coma en 1958 y viene a despertar ahora.
“Pero a medida que se normalizan nuestras relaciones, creo que eso puede ayudar a fomentar un mayor sentido de unidad en el continente americano –todos somos americanos”.  Esa definición suena ahora extraña en boca de quienes se apropiaron de esa condición  y despojaron de ella a millones de habitantes de este continente.
“Vivimos en una nueva era. Sé que Desde el inicio de mi mandato, he instado a los pueblos del continente americano a dejar atrás las batallas ideológicas del pasado. muchos  de los problemas de los que he hablado carecen del drama del pasado. Sé que parte de la identidad de Cuba es su orgullo de ser una nación isleña pequeña que podría luchar por sus derechos y agitar el mundo”.  ¿Cuáles son esas batallas ideológicas del pasado? Sin dudas la referencia es al socialismo, a la independencia, a la lucha contra la explotación, contra el capitalismo y el imperialismo. ¿Esa es la batalla que debemos olvidar?  Cuba no aspira a agitar al mundo, porque el mundo está, desde hace mucho tiempo, agitado, como un  enjambre bravío de razones y de justicia por conquistar. Obama desea eliminar todas las ideologías que se opongan a una: la del neoliberalismo, la del capitalismo salvaje. Es como si proclamara: “No quiero piedras en mi camino”.
“Tengo esperanza para el futuro debido a la reconciliación que está teniendo lugar entre el pueblo cubano”.   Está claro que el tipo se volvió a pasar de tragos. ¿A cuál reconciliación se refiere?
“Por toda la política, las personas son personas; y los cubanos son cubanos. Y he venido aquí –he viajado esta distancia– sobre un puente construido por los cubanos a ambos lados del Estrecho de la Florida. Primero llegué a conocer el talento y la pasión de los cubanos de Estados Unidos. Y sé que han sufrido más que el dolor del exilio: saben lo que se siente al ser un extraño, al luchar, al trabajar más duro para asegurarse de que sus hijos puedan llegar más lejos en los Estados Unidos”.   Esas son lágrimas de cocodrilo. ¿Quién ha hecho más que los gobiernos de los Estados para separar a los cubanos y dividirlos?  Los cubanos en los Estados Unidos, por cierto, sufren menos que los doce millones de indocumentados existentes en ese país, sin derechos, despreciados y hasta expulsados por el propio Obama, quien no siente por ellos el mismo “dolor” que por los cubanos.
“Y si el pueblo cubano se enfrenta junto al futuro, será más probable que los jóvenes de hoy puedan vivir con dignidad y alcanzar sus sueños aquí mismo en Cuba”.  No hay dudas, el tipo tiene un cable cruzado o guayabitos en la azotea.(Padece de demencia).
“La historia de Estados Unidos y Cuba abarca revolución y conflicto; lucha y sacrificio; retribución y ahora reconciliación. Ha llegado el momento de que dejemos atrás el pasado. Ha llegado el momento de que juntos miremos hacia el futuro –un futuro de esperanza”.   Bien habría podido decir Obama que debemos tener siempre presente el pasado, para que no se repita. Se nos pide olvidar nuestra historia lo que equivaldría a dejar de saber de dónde venimos, dónde estamos y, sobre todo, hacia dónde vamos. Los cubanos jamás olvidaremos lo que fuimos, porque ese recuerdo alimentará siempre nuestro empeño de seguir siendo lo que somos. El cerebro de los gatos no tiene nada que ver con el nuestro.
“Y no será fácil, y habrá reveses. Tomará tiempo. Pero mi visita aquí a Cuba renueva mi esperanza y mi confianza en lo que hará el pueblo cubano. Podemos hacer este viaje como amigos, y como vecinos, y como familia – juntos. Sí se puede” Muchas gracias».  Esa confianza en lo que hará el pueblo cubano, puede tener distintas lecturas. Si se refiere a la capacidad nuestra de seguir labrando y defendiendo nuestra obra, con o sin bloqueo, razón tiene Obama. Si su esperanza es que el pueblo abandone sus principios, su dignidad, su soberanía, y decida volver al capitalismo salvaje, no quedaría otro remedio que mirándolo con alguna lástima- mezclada con el imperecedero humor cubano, enseñarle otra expresión muy propia de nosotros, con equivalencia de que pensaba una cosa y le resultó otra: ¡Se cogió los dedos con la puerta!  En realidad, los cubanos escogemos otra parte del cuerpo para graficar este problema; pero  dejo a los asesores del presidente la  enseñanza…

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