lunes, 15 de diciembre de 2014

Después de Alegría de Pío



.Orlando Guevara Núñez

Alegría de Pío, lugar cercano al lugar del desembarco del 2 de diciembre de 1956, marca en la historia el bautizo de fuego de los expedicionarios del Granma. Transcurría el cuarto día de estar en tierra cubana, sin que los 82 combatientes al mando de Fidel hubiesen sido descubiertos por el ejército de la tiranía, pese a la numerosa cantidad de hombres y medios, incluyendo la aviación, a su disposición para detectarlos.
Después de un azaroso desembarco,  los revolucionarios, agotados , con escasas provisiones,  caminaban con el objetivo de internarse en la Sierra Maestra.  
En realidad  la fuerza rebelde  fue localizada gracias a la delación de un individuo del lugar que horas antes había servido de práctico a los expedicionarios y conocía su ubicación y rumbo trazado. Ese  hecho fue señalado posteriormente por el Che como un costoso error, al dejar en libertad a un práctico, al cual no se conocía, estando aún en el área de peligro. El traidor, nombrado Laureano Noa Yang, pagó su falta, al ser ajusticiado  por el Ejército Rebelde en el año 1957.
Así, alrededor de  las 4:45 de la tarde del fatídico 5 de diciembre,  la traición se convirtió en sorpresa, la sorpresa en derrota, la derrota en dispersión y la dispersión en una feroz persecución enemiga y una tenaz lucha por la supervivencia de los expedicionarios.
Los 82 hombres se fragmentaron en  pequeños grupos  y algunos solos- que emprendieron caminos desconocidos, la mayoría  en condiciones físicas  muy adversas y con el peligro de exterminio a cada paso.
En Alegría de Pío, pese al  intenso fuego al cual fueron sometidos los expedicionarios, sólo  tres   cayeron en combate. Ellos fueron Israel Cabrera Rodríguez, Humberto Lamothe Coronado y Oscar Rodríguez Delgado. Otros, incluyendo al Che, fueron heridos, pero lograron  evadir el cerco, la persecución y salvar la vida.
Los días posteriores a la odisea de Alegría de Pío fueron trágicos  para los revolucionarios. El día 7 de diciembre, cayeron  asesinados en el lugar conocido como Pozo Empalado, luego de ser tomados prisioneros, los expedicionarios René Bedia Morales y Eduardo Reyes Canto, mientras que ese mismo día, en Boca del Toro, corrieron igual suerte Miguel Cabañas Perojo, Noelio Capote Figueroa, Cándido González Morales, Antonio López Fernández, René O. Reiné García, Tomás David Royo Valdés, José R. Smith Comas y Raúl Suárez Martínez.
 De los crímenes de ese día fue víctima también Miguel Saavedra Pérez, quien había ya evadido el cerco, pero tratando de llegar a Manzanillo, fue hecho prisionero, asesinado y llevado su cadáver hasta Alegría de Pío para hacerlo aparecer como caído en combate.
Al día siguiente, 8 de diciembre, engrosarían la lista de expedicionarios hechos prisioneros y asesinados, en la localidad de Macagual: Luis Arcos Bergnes, José R. Martínez Álvarez y Armando Mestre Martínez. Ese mismo día, serían víctimas del crimen Félix Elmuza Agaisse, Santiago Liberato Hirzel González y Andrés Luján Vázquez.
El último expedicionario asesinado en los días posteriores al desembarco fue Juan Manuel Márquez Rodríguez, segundo al mando del Granma, quien había quedado solo, siendo apresado y masacrado en el lugar conocido como La Norma, en las cercanías del poblado de San Ramón.
La tiranía batistiana había aplicado contra los revolucionarios los mismos métodos asesinos que cuando los hechos del 26 de julio de 1953, a raíz del asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo. En aquella ocasión, de los 61 caídos, 55 fueron asesinados después de  ser  tomados prisioneros; ahora, 18 de los 21 muertos eran víctimas de ese cobarde proceder.
Los métodos de persecución fueron brutales, incluyendo la oferta de pago a quienes se prestaran a la traición. Una nota volante de esos días, conservada, así lo demuestra:
                                  A todo el que pueda interesar

Por este medio se hace saber que toda persona que facilite una información que conduzca al éxito de una operación contra cualquier núcleo rebelde comandado por Fidel Castro, Raúl Castro, Crescencio Pérez, Guillermo González o cualquier otro cabecilla será gratificado de acuerdo con la importancia de la información, bien entendido que nunca será menor de $5, 000.
Esta gratificación oscilará de $5,000 hasta $100,000 correspondiendo esta última cantidad o sea $100,000 por la Cabeza de Fidel Castro.
Nota: el nombre del informante no será nunca revelado.

Pretendieron comprar con dinero lo que no fueron capaces de conseguir en el campo de combate. Esa nota, prueba la naturaleza cobarde y asesina del régimen batistiano. Es evidente que cuando se menciona a Guillermo González, se está refiriendo a Guillermo García Frías, primer campesino que se unió a los rebeldes, alcanzó durante la guerra los grados de Comandante y es hoy el prestigioso Comandante de la Revolución que continúa la lucha junto a nuestro pueblo.
Durante esos aciagos días, 18 expedicionarios lograrían reagruparse para continuar la lucha en la Sierra Maestra, 21 evadieron el cerco y escaparon a la persecución y la muerte, mientras que 22, presos luego de que cesaran las matanzas, fueron enviados a prisión.
La solidaridad, en esos momentos adversos, puedo más que la fuerza del crimen. Los grupos organizados por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, con Frank País García y Celia Sánchez Manduley como figuras cimeras en la clandestinidad y Crecencio Pérez y Guillermo García en la zona de operaciones, junto a otros colaboradores, lograron rescatar, salvar y unir al grupo de revolucionarios que proseguiría luego la lucha
En la tarde del 16 de diciembre, Fidel, con Faustino Pérez y Universo Sánchez, llega a Cinco Palmas, finca de Mongo Pérez,en Purial de Vicana.Dos días después, se le une Raúl  con Efigenio Aimejeiras, Ciro Redondo, René Rodríguez y Armando Rodríguez. El día 21 se incrementa el grupo con  tres de los hombres que serían luego pilares de la guerra revolucionaria: Juan Almeida, Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos.
El 25 de diciembre se produce un hecho histórico que infunde aliento y fuerza al mando rebelde: la incorporación oficial a la guerrilla de Guillermo García Frías-el primero- Manuel Fajardo Sotomayor, Crecencio Pérez Montano, Ignacio Pérez Zamora, Sergio Pérez, Julio Zenón Acosta, Sergio Acuña y Manuel Acuña.
Al día siguiente, la naciente guerrilla marcha hacia la Sierra Maestra, con la incorporación también de los expedicionarios Luis Crespo Castro  y Julio Díaz González.  Antes de finalizar diciembre, la incipiente guerrilla contaba ya con 27 hombres, la tercera parte de la cifra al momento del desembarco.
Un mes y doce días después del revés de Alegría de Pío, se prudiciría en La Plata, Siierra Maestra, la primera victoria del naciente Ejército Rebelde durante la guerra revolucionaria, punto de partida para la victoria del 1ro. de enero de 1959, fruto de una convicción bien  expresada en tres momentos antes, durante y después de Alegría de Pío.
Previo a  la salida de México, cuando afirmó  Fidel: Si salimos, llegamos; si llegamos, entramos; si entramos, triunfamos. Durante el primer combate, con el grito de guerra de Almeida: ¡Aquí no se rinde nadie...!  Y la sentencia histórica de Fidel al encontrarse con Raúl en Cinco Palmas y contar con  soloocho hombres y siete fusiles: ¡Ahora sí ganamos la guerra!

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