.Orlando Guevara Núñez
El representante yanqui que en nombre de su gobierno defendió el derecho de su país a continuar bloqueando a Cuba, no hizo otra cosa que repetir las mismas mentiras que sus antecesores para justificar lo injustificable. Habló, con el mayor cinismo, del apoyo al pueblo cubano, de su deseo de empoderamiento, de derechos humanos y democracia en Cuba, junto a otros desvaríos mentales.
En las mentes enfermizas de estos personajes, cabe la idea de que con el bloqueo, sanciones, amenazas y mentiras , es posible doblegar la resistencia del pueblo cubano. Y a esas aberraciones se suma la de la guerra a través de las redes sociales creyendo tener éxito como en otras naciones del mundo.
No son capaces de entender que en Cuba la revolución tiene raíces en el pueblo porque transformó su vida, porque erradicó para siempre la explotación de los obreros y campesinos, dignificó a los intelectuales, a los estudiantes, a las mujeres, al crear la república con todos y para el bien de todos, como lo predicó nuestro Héroe Nacional, José Martí.
Para ilustrar, en el caso de los campesinos, la “democracia”, los “derechos humanos” y el “empoderamiento” que quiere devolvernos el gobierno yanqui, no vamos a ofrecer cifras sobre los latifundios, la miseria, los desalojos, la opresión, el analfabetismo, la insalubridad y la explotación existentes en nuestros campos antes del triunfo de la Revolución. Serían interminables.
Nos limitaremos a citar algunos párrafos tomados del libro La Sierra Maestra y más allá, del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, jefe del Tercer Frente Oriental Dr. Mario Muñoz Monroy durante la guerra revolucionaria. Narra lo que vio en su primer recorrido por su zona de operaciones. Un retrato de toda Cuba. He aquí lo que quieren devolvernos:
“Por esta zona los bohíos tienen una situación calamitosa, así es en general todo este territorio del término de El Cobre. Volvemos a encontrarnos con la miseria en la que viven nuestros campesinos. Amenazados por la muerte, agonizantes, y sin embargo muchos sobreviven resistiendo, aunque su esperanza de vida será más corta que la de los que lo poseen todo. En estos intrincados parajes lo único que conocen de la vida es la pobreza, el hambre, la falta de instrucción a los niños. Abruma el estado de los pequeños bateyes en estas estribaciones de la Sierra. ¡Qué dura y horrorosa es su vida! No habíamos visto calamidad más descarnada que esta” (…)
“Aquí la miseria se ensaña en la gente y en las cosas.”(…)
“Muchos de estos hombres han luchado por la posesión de sus tierras, reclamando sus derechos a ellas, y al no obtenerlas las ocupan, luego son desalojados a plan de machete por los rurales y destruidos sus bohíos halándolos con yuntas de bueyes o quemándolos, un despojo brutal. Vuelven a ocuparlas y de nuevo son sacados, así una y otra vez, en lucha constante que trasladan de unos a otros, de padres a hijos. Así son estos hombres”. (…)
“En nuestro avance por estos parajes escuchamos, confundidos entre sí, el golpe del pilón y el hacha del leñador. Hay gente que vive en “vara en tierra”, ranchos destartalados. Hombres desocupados buscando qué hacer, qué alimento llevar al hijo, mientras otro toma de la hamaca su niño enfermo y lo lleva en brazos para la playa a esperar allí la goleta que los llevará al médico en el hospital de la ciudad, Santiago de Cuba, Pilón o Manzanillo, si no muere antes y entonces lo entierra en el cementerio de la costa, donde yacen los que así han terminado la agonía de su vida. Así es esta parte sur de la Sierra: atraso, miseria, hambre, explotación, atropello, abuso” (…)
“En el patio del batey niños flacos, desgreñados, mocosos, barrigones de cargar parásitos por andar descalzos y comer tierra; raída la ropa o desnudos. Uno mayor, pálido el rostro, delgado, lleva una vara al hombro y en cada extremo una lata con agua que trae del río, cuesta arriba”.(…)
En el mismo texto, Almeida menciona a latifundistas que desde Miami protestaban por el impuesto que a ellos aplicó el Ejército Rebelde durante la guerra.
Son estos los derechos que quieren devolverles a los campesinos cubanos. Para quienes piensan que podrán ponerlos contra la Revolución, vale recordarles que nuestros campesinos no solo son dueños de la tierra y de lo que producen, sino que cuentan con las ideas, la fidelidad, la disposición y las armas para defenderla.
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