. Orlando
Guevara Núñez
Ya a esta
hora, José Cuevas Veranes debe haber ejercido su voto. Sigue vivo. Y en cada
elección cubana a mi mente regresan los recuerdos de su historia contada sobre
las elecciones cubanas de antes de 1959. Aquella era la “democracia” que los yanquis
bendecían en nuestro país.
Una vez me
contó que en la zona rural donde vivía, su padre se rebeló contra la Guardia
Rural al servicio de los gobiernos opresores. Y lo apalearon, golpiza que lo
llevó a la muerte. La madre y los nueve hijos quedaron abandonados en la más
terrible miseria.
Recordó
que un día la madre vino para Santiago de Cuba con tres hijos
enfermos y llegó al único hospitalito infantil que existía en la entonces
capital de Oriente. Uno sufría de gastroenteritis, otro carente de vitaminas en
el cuerpo, y el tercero con tifus. Pero no tenía dinero para el pago de la
asistencia médica ni de las medicinas.
Fue entonces
que un politiquero – a la caza de personas humildes con esa u otras desgracias-
le ofreció la solución a cambio de que le entregara la cédula electoral de ella
y de su familia. El pacto tuvo que hacerse.
En otra
ocasión, murió el hermano mayor, pero no había dinero para el gasto de los funerales.
Uno de esos buitres de las urnas, nutriéndose del dolor de la familia, le
propuso que “Si todos se unen y dan su voto, lo demás es fácil”. La dignidad no
permitió esta vez la afrenta. Fue necesario pactar un “tendido luctuoso a
plazos” y cargar con la deuda durante cinco años.
Ante aquella
situación, es comprensible que uno de los hermanos de José Cuevas muriera de
viruela, dos de tifus, al tiempo que dos hermanas fallecieron durante el parto.
Eran los
tiempos en que los politiqueros lucraban con las desgracias de los pobres. Y
las elecciones eran meros fraudes que llevaban al poder a los ricos que de cada
elección salían más ricos mientras los pobres salían más pobres.
Hoy
todo es distinto. Lo que valen son los méritos, la consagración incondicional a
los intereses del pueblo. Por eso es el pueblo quien nomina a los candidatos y
los elige. Las puertas están cerradas para los oportunistas. Decisión de pueblo
que como José Cuevas Veranes, repetiría su conclusiva expresión ante quienes
regresarnos a las elecciones del pasado en Cuba: ¡Solavaya!
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