sábado, 20 de febrero de 2016

Con Pedro Miret, suman 41 los moncadistas cuyos restos reposan en el Santa Ifigenia



.Orlando Guevara Núñez

Las cenizas de Pedro Miret Prieto, Comandante del Ejército Rebelde, reposan ya en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, tierra que lo vio nacer y a la que él acudió, el 26 de julio de 1953, junto a un grupo de jóvenes con Fidel Castro al frente, dispuesto a ofrendar su sangre y su vida para que José Martí siguiera viviendo en el alma de la Patria.
Miret fue herido durante el asalto al Moncada. Durante el juicio por ese suceso, el fiscal le dijo que esa herida  le impediría negar su responsabilidad en los hechos juzgados, a lo que él, con dignidad respondió: “No he venido a negar aquí lo que es un hecho real, del cual viviré orgulloso siempre, participé en el asalto al Moncada.
-¿Disparó usted? Interrogó el fiscal.
- Sí, estuve disparando casi por espacio de tres horas en la posta 3, donde únicamente se libró combate.
-¿Recibía o daba órdenes usted?
- Ambas cosas, recibía órdenes del doctor Fidel Castro y daba órdenes a compañeros que estaban en el sector donde yo era responsable.
En ese testimonio recogido en el libro El juicio del Moncada, de la periodista Marta Rojas, está reflejada la gallardía y patriotismo del entonces joven combatiente,  integrante del Comité Militar del Movimiento de los asaltantes, quien estuvo a punto de ser asesinado por los esbirros de la tiranía batistiana.
Condenado a 13 años de prisión, fue puesto en libertad, junto a Fidel y demás compañeros, el 15 de mayo de 1955, cuando la solidaridad del pueblo obligó a la tiranía a la amnistía. Luego marchó hacia México, con el objetivo de unirse de nuevo a Fidel en los preparativos de la expedición del Granma, que reiniciaría la lucha armada en Cuba.
Otro momento en que se puso de manifiesto la grandeza de Pedro Miret, fue cuando al momento de partir el yate Granma hacia Cuba, él no pudo estar entre los expedicionarios, pues había sido hecho prisionero, junto a su compañero Enio Leyva.
En esa situación, ambos escribieron en una losa de la prisión mexicana:

Pedro Miret
Enio Leya
Noviembre 17 de 1956
Incomunicados  por defender la libertad de su país: "Cuba".
A continuación relacionaban las armas y parque que les habían ocupado, incluidos 50 000 cartuchos 30.06, fusiles, ametralladoras ligeras y pistolas ametralladoras.
Pero allí, encerrados, indefensos, la estatura revolucionaria de los dos combatientes creció. Y su voluntad de lucha y confianza en la victoria final quedó también plasmada para la historia en aquella nota, recuperada intacta y expuesta hoy en el Museo de la Revolución, de La Habana.
"Pero esto no impedirá la caída de la dictadura, este año "1956"
Seremos libres o seremos mártires".
Liberados,  los dos combatientes se incorporaron a la lucha  revolucionaria cubana. Pedro Miret Prieto, fue ascendido, en diciembre de 1958, al grado de Comandante del Ejército Rebelde.
Ahora, con sus restos, suman 41 los asaltantes del 26 de julio de 1953 que reposan en el cementerio de Santa Ifigenia. Después del triunfo de la Revolución, el actual panteón, ubicado al lado del Mausoleo de José Martí, guardó los restos de 37 de los 61 moncadistas que perdieron la vida - seis caídos en combate y 55 asesinados- en los primeros momentos de la acción.
Ellos fueron:
Abel Santamaría Cuadrado, Angelo Guerra Díaz, Manuel Rojo Pérez, Félix Rivero Vasallo, Gerardo Álvarez Álvarez, Giraldo Córdova Cardìn, Jacinto García Espinosa, José Luis Tasende de las Muñecas, Juan Domínguez Díaz, Julio Reyes Cairo, Manuel Isla Pérez, Mario Muñoz Monroy, Oscar Alberto Ortega Lora, Pablo Cartas Rodríguez, Ramón Méndez Cabezón, Raúl Gómez García, Reemberto Abad Alemán Rodríguez, Roberto Mederos Rodríguez, Virginio Gómez Reyes, Andrés Valdés Fuentes, Armando Valle López, Elpidio Sosa González, Fernando Chenard Piña, Gildo Fleitas López, Horacio Matheu Orihuela, José de Jesús Madera Fernández, Wilfredo Matheu Orihuela, Juan Manuel Ameijeiras Delgado, Julio Trigo López, Manuel Saìz Sánchez, Miguel Oramas Alfonso, Osvaldo Socarrás Martínez, Pedro Marrero Aispurùa, Raúl de Aguiar Fernández, Boris Luis Santa Coloma, Renato Guitart Rosell y Rolando San Román de las Llanas.
En posteriores fechas, se unieron a esos héroes los restos de otros moncadistas fallecidos después del triunfo. Fueron los casos de Léster Rodríguez Pérez, Haydée Santamaría Cuadrado, Melba Hernández Rodríguez del Rey, y ahora Pedro Miret.
Los santiagueros estaremos listos  siempre para el homenaje a estos  héroes eternos de la Patria.  Y no será el homenaje de un día, sino el de siempre, a quienes merecen no un minuto de silencio, sino una vida entera de himnos de combate y de trabajo para continuar forjando y defendiendo la obra  por ellos iniciada.




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