.Orlando Guevara Núñez
Con frecuencia, instituciones internacionales y
personalidades, al referirse al tema Venezuela- Estados Unidos, llaman al
diálogo entre ambas naciones, a “entenderse”. Parece como si el problema fuera
un diferendo administrativo o simplemente político. Y no parten de una
realidad: es una guerra sucia y criminal del imperio yanqui agresor contra un pueblo latinoamericano
pacífico.
Lo triste en todo esto es que los Estados Unidos están actuando
con impunidad, violando las leyes internacionales, robando, matando,
amenazando, sancionando, mintiendo, financiando el crimen, cercenando acuerdos,
sin que la comunidad internacional, salvo las excepciones que conocemos,
responda como debe a esa prepotencia, a ese genocidio.
El presidente de los Estados Unidos y su pandilla han
demostrado ser los mayores enemigos de la paz y los más peligrosos promotores
de la guerra. De guerras, desde luego, donde los muertos y la destrucción vayan a la cuenta de otros, y para ellos
queden la riqueza, el saqueo y el dominio de otros territorios.
Ojalá su ceguera política, su prepotencia y su auto
atribuido papel de dueños del mundo, no los lleve a la anunciada posibilidad de
una agresión al hermano pueblo de Venezuela. Y que comprendan, a tiempo, que el
precio de su aventura les sería, sencillamente, impagable.
Cuando de diálogo se hable, lo lógico es que ese recurso
esté reservado para los venezolanos desde el punto de vista interno. Ellos son los
únicos facultados para ese recurso en función de la paz y el trabajo unido para
el desarrollo del país.
Al imperio agresor, lo único que cabe decirle es: ¡Manos
fuera de Venezuela! Y condenar el crimen, y exigir respeto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario