lunes, 13 de mayo de 2019

Hacia el aniversario 60 de la Reforma Agraria cubana: la confianza de Fidel en los campesinos




.Orlando Guevara Núñez

Fidel siempre tuvo confianza en el carácter revolucionario del campesino cubano. Había estudiado el papel de ellos en las luchas independentistas del siglo XIX, y sabía que apoyarían la insurrección armada como lo habían hecho antes.
En su discurso del 17 de mayo de 1974 en La Plata, escenario donde 15 años antes se había firmado la Ley de Reforma Agraria, expresaría el jefe de la Revolución:
“Nosotros confiábamos en los campesinos, en las tradiciones de nuestro pueblo, en la historia de nuestra patria, en las leyes de la historia, y de las luchas de clase. Estábamos convencidos de que los campesinos se sumarían a la Revolución, sabíamos que esos campesinos no eran diferentes de los campesinos de 1868 y de 1895; que hacía falta iniciar de nuevo la lucha, que hacía falta reanudar los combates por la Revolución, que en esa lucha los campesinos estarían al lado de la Revolución y lucharían abnegada y heroicamente. Y así fue”
.” Nuestras fuerzas no tenían muchas relaciones previas con los campesinos; pero desde el primer instante, sin embargo, algunos campesinos se sumaron a nosotros. En los difíciles días que siguieron a la Alegría de Pío, cuando sobrevivió solo un puñado de combatientes, los campesinos comenzaron a servir como guías, a colaborar y a ayudar a reagrupar aquel puñado de hombres y a recuperar algunas armas. Desde el primer momento empezaron a prestarnos ayuda material, y ulteriormente a sumarse ya como soldados revolucionarios. Pero debemos decir que el apoyo del campesinado a la Revolución significó para la población campesina un precio muy alto”.
“Desde luego, estamos seguros de que en cualquier lugar del país los campesinos habrían estado dispuestos a pagar el mismo precio, y en todos los lugares del país reaccionaron exactamente igual. Cuando la guerra llegó al Segundo Frente, los campesinos del Segundo Frente Oriental reaccionaron exactamente igual que los campesinos de la Sierra Maestra; cuando las columnas rebeldes llegaron a las inmediaciones de Santiago de Cuba, los campesinos de las proximidades de Santiago de Cuba reaccionaron igual que los campesinos de las proximidades de Bayamo y Pilón  y cuando la guerra surge en Camagüey y surge en Las Villas y surge en Pinar del Río y en cualquier lugar del país, los campesinos reaccionaron exactamente igual a como habían reaccionado en la Sierra Maestra”.
Y aquella Ley- explicó Fidel en esa ocasión- .  “Liberaba por igual al aparcero, al arrendatario, al precarista; los liberaba del pago de la renta, de la entrega obligatoria de una parte considerable del fruto de su sudor, gratuitamente, a un señor propietario que nunca iba por allí. Libraba al campesino de la explotación directa de los terratenientes, pero libraba al obrero agrícola también de la explotación directa de los capitalistas”.
“No hay que olvidarse de que la Ley Agraria no solo fue una ley para los campesinos: fue también una ley para los obreros agrícolas. Porque los obreros agrícolas eran explotados miserablemente en las plantaciones arroceras, en las plantaciones cañeras; vivían en las peores condiciones de miseria, de opresión, de abandono: sin escuelas, sin viviendas, sin asistencia médica, sin jubilación, sin seguridad de ninguna clase. Y cuando la Ley de Reforma Agraria pasó las parcelas arrendadas o las parcelas que estaban en manos de los precaristas o de los aparceros, las puso en manos de los campesinos con pleno derecho, en esa misma Ley les quitó a los grandes terratenientes los grandes latifundios, las grandes plantaciones donde explotaban a los obreros agrícolas, y las puso en manos de todo el pueblo  Esas grandes plantaciones pasaron a ser propiedad de la nación, y desde entonces la vida del obrero agrícola cambió: el azote del desempleo, la falta de seguridad social, la falta de asistencia médica, la falta de escuelas, la falta de toda ayuda, desaparecieron. Surgió empleo para todos los que quisieran trabajar en todo el país, el tiempo muerto desapareció para nuestros obreros agrícolas, aquella explotación inmisericorde del sudor de aquellos obreros desapareció”.
Ahora, a 60 años de la Reforma Agraria cubana, el campesinado sigue siendo un firme pilar de la Revolución. Y la confianza en ellos está multiplicada.

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