sábado, 1 de junio de 2019

Cuba ha asumido el antiimperialismo de José Martí





.Orlando Guevara Núñez

Son muchas las ocasiones en que el Héroe Nacional cubano, José Martí,  denunció la voracidad del naciente imperialismo norteamericano  contra los pueblos de América. Pero hay un momento en que define ese peligro con una mayor fuerza. Es en su carta a Manuel Mercado, el día antes de su caída en combate contra el ejército colonial español.
Así lo expresa en el primer párrafo de la misiva a su entrañable amigo mexicano.
(…) Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber- puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo- de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin”.
Y continúa su análisis el Apóstol de la independencia cubana: “Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos- como ese de usted y mío- más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino que se ha de cegar y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión  de nuestros pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia, les habían impedido la adhesión  ostensible y ayuda patente a este sacrificio, que se hace en bien inmediato de ellos”.
“Viví en el monstruo y le conozco las entrañas: y mi honda es la de David” escribió Martí a Mercado. Y le habla de un encuentro suyo con un periodista norteamericano, Eugenio  Bryson, corresponsal del Gerald, donde se hace alusión al anexionismo.  Menciona  a “de la especie curial, sin cintura ni creación, que por disfraz cómodo de su complacencia o sumisión a España, le pide sin fe la autonomía de Cuba, contenta solo de que haya un amo, yanqui o español, que les mantenga o les cree, en premio de oficios de celestinos, la posición de prohombres, desdeñosos de la masa pujante, la masa mestiza, hábil y conmovedora del país, la masa inteligente y creadora de blancos y de negros”.
Refiere el prócer cubano que el citado periodista le habló sobre una conversación suya con el español Martínez Campos, en la cual éste le dio a entender que, sin duda, llegada la hora, España prefería entenderse con los Estados Unidos, a rendir la Isla a los cubanos. Y habla sobre la importancia de una guerra que no aceptará la anexión  de Cuba a los Estados Unidos.
Una afirmación martiana a su entrañable amigo, ha sido confirmada por la historia: “En mí, solo defenderé lo que tengo yo por garantía o servicio de la Revolución. “Sé desaparecer. Pero no desaparecería mi pensamiento, ni me agriaría mi oscuridad. Y en cuanto tengamos forma, obraremos, cúmplame esto a mí, o a otros”.
Han pasado 124 años de la caída de José Martí. Pero su pensamiento no ha desaparecido. Los cubanos somos fieles a su legado, Y hemos convertido en realidad su aspiración de que Cuba no sea una colonia yanqui, y que no puedan ellos nunca, caer con esa fuerza más sobre nuestros hermanos pueblos de América.

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