jueves, 24 de julio de 2014

El cumpleaños de Blas




 .Orlando Guevara Núñez

Conversando con un dirigente del Partido Socialista Popular (PSP) en aquella época, el compañero Walfrido La O  Estrada, me  refirió una historia poco conocida acerca de la forma en que algunos dirigentes de ese organismo fueron incluidos y procesados en la causa relacionada con los hechos del 26 de Julio de 1953.
 El 24 de julio de ese año, el entonces Secretario General del PSP en el país, Blas Roca Calderío, cumplió 45 años de edad. Con tal motivo, el Secretariado Nacional asignó a su Comité Provincial en Oriente  organizar ese día un homenaje al destacado dirigente, actividad que tendría lugar en Santiago de Cuba.
En esa propia fecha llegaron a la capital oriental Blas y varios dirigentes del PSP, entre ellos su Presidente, Juan Marinello Vidaurreta y Lázaro Peña, así como integrantes de las direcciones en municipios habaneros y otros de la región oriental.
En su aniversario 45, el maestro de la clase obrera recibiría un regalo aprobado por todas las organizaciones de base del Partido: estar al día en la cotización partidista y saldar todas las deudas del periódico  Noticias de Hoy - su órgano oficial - así como otros adeudos relacionados con ediciones de propaganda. Los simpatizantes del Partido, quienes hacían su aporte sin ser militantes, también estarían actualizados.
La otra parte del homenaje sería un almuerzo en el local del Gremio de Panaderos de Santiago de Cuba. Todo dentro de la modestia y de la austeridad que regían la vida de los comunistas cubanos, constantemente acosados por la tiranía batistiana.
Para el citado almuerzo, se contaba con el permiso del Gobernador Provincial. No obstante, el propio Blas Roca indicó a uno de los compañeros de la Dirección Provincial del PSP que fuera al cuartel Moncada y pusiera en conocimiento de Alberto del Río Chaviano, jefe de ese Regimiento Militar, la celebración de la actividad, pues conocía que este personaje se oponía a las reuniones de los comunistas.
El resultado de la gestión no pudo ser peor. El esbirro batistiano ni siquiera recibió al enviado del PSP. Delegó en su ayudante, cuya respuesta fue categórica: “Ni Chaviano ni yo autorizamos a los comunistas a reunirse”.
Al conocer la respuesta, Blas se encontraba, junto a otros dirigentes, en la casa natal de Antonio Maceo. Ante la imposibilidad de utilizar el local del Gremio de Panaderos, se plantea  efectuar el almuerzo en un kiosco del carnaval, propiedad del Partido. Fue entonces cuando “Fifí”  Maceo, descendiente de la heroica familia santiaguera, le expresó al Secretario General del PSP que Batista y Chaviano podrían impedir el almuerzo en el lugar donde se había programado, pero que en su casa seguía mandando el General Antonio y allí ellos no podrían entrar.
La misma “Fifí”  solicitó a Juan Marinello que pronunciara las palabras de homenaje a Blas. Y el Presidente del PSP habló sobre la vida ejemplar del obrero zapatero devenido en dirigente del proletariado, sobre su espíritu de superación, su fidelidad a la clase obrera y su ejemplo para el resto de los dirigentes y militantes comunistas.
Así transcurrió el onomástico 45 de Blas Roca. Pero vendrían entonces otras y más graves complicaciones.
En la mañana del 25 de julio, el homenajeado y Marinello partieron vía aérea hacia la capital del país, mientras que Lázaro Peña y Joaquín Ordoqui lo hacían por carretera hacia Holguín, donde celebrarían una reunión. Los compañeros procedentes de los municipios habaneros fueron invitados a una noche de Carnaval, para partir luego, en ómnibus, a sus lugares de origen.
Así, cuando en la madrugada del 26 de Julio de 1953 se produce el asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, teniendo  Chaviano conocimiento sobre la presencia de los dirigentes comunistas en esta ciudad, los relaciona de inmediato con la acción. Y comienza la cacería.
Romárico Cordero, miembro de la Dirección Nacional del PSP y dirigente agrario, avisa con rapidez a la dirección santiaguera para que saquen de su local a todos los compañeros, pues ya se comentaba que los comunistas estaban peleando en el Moncada y seguramente el lugar sería allanado.
Blas y Marinello, por haberse marchado antes, escapaban de la redada. Pero Lázaro Peña y Joaquín Ordoqui fueron apresados en Holguín e involucrados en el proceso judicial por el asalto moncadista,  en el cual fueron absueltos. Un grupo de los habaneros resultaron detenidos en Camagüey, algunos de ellos fueron maltratados, golpeados y heridos.
Estos bochornosos acontecimientos hicieron del cumpleaños 45 de Blas Roca un episodio triste. Era la faceta real de un gobierno llamado democrático, donde ni siquiera para un homenaje a uno de sus líderes podían reunirse los comunistas.
La  figura  de Blas es hoy símbolo de todo un pueblo que lo recuerda con cariño. El fue un pilar para que a Cuba no regrese  jamás la ignominia del capitalismo. Fue, es y continuará siendo, fuente de inspiración para el pueblo cubano en su larga lucha por mantener la obra conquistada.



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