lunes, 19 de mayo de 2014

José Martí sigue viviendo en el alma de la Patria



. Orlando Guevara Núñez
A 119 años de su caída en combate frente al ejérc ito colonial español, la figura, la obra y el pensamiento de José Martí continúan profundizando sus raíces en el corazón del pueblo cubano.
Así se patentizó esta mañana, 19 de mayo, en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, junto al Mausoleo que guarda los restos del hombre que nos enseñó la lección de que un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un ejército y que los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre.
Combatientes de la Revolución cubana, integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior, obreros, estudiantes, pioneros y representantes de las organizaciones políticas, de masas y sociales, en representación de toda Cuba, se dieron cita para rendir homenaje al Maestro, al Apóstol de nuestra independencia, al Héroe Nacional cubano.
Es la continuidad de agradecimiento y de fidelidad de las generaciones presentes al hombre que  durante la tregua fecunda, a partir del vergonzoso Pacto del Zanjón y de la viril Protesta de Baraguá, supo aunar esfuerzos y voluntades, reagrupar a los patriotas, sumar a los pinos nuevos y preparar y dar inicio a la guerra necesaria para alcanzar la victoria que no llegó a ver, pero fue uno de sus más valiosos forjadores.
Inpirados en José Martí, los jóvenes de la Generación del Centenario, encabezados por Fidel Castro, vinieron a Santiago de Cuba y Bayamo, el 26 de Julio de 1953, para mantenerlo vivo. No fue casualidad que durante el juicio por esa acción, cuando uno de los acusados que no había participado en la acción, tratando de justificar su inocencia, preguntó a Fidel: ¿No es cierto que yo no soy autor intelectual del asalto?, Fidel contestara que nadie debía  preocuparse de que lo acusaran de ser autor intelectual de esa acción, porque el único autor intelectual era José Martí.
Hoy los cubanos continuamos la obra martiana. Y frente al Gigante de las Siete Leguas, hemos sabido utilizar con certeza y dignidad la Honda de David. Hemos asumido su patriotismo, su latinoamericanismo y su antimperialismo. Y hemos visto hechas realidad sus palabras de que quien se alza hoy con Cuba se alza para todos los tiempos.

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