.Orlando Guevara Núñez
No es la primera vez, en el tema sobre Cuba, que el Parlamento Europeo habla el mismo idioma del imperio norteamericano. Y no muestra ni siquiera la capacidad de creación. Las mismas mentiras, las mismas ridiculeces, los mismos números circenses.
Valdría la pena preguntarle a ese Parlamento si puede señalar uno solo de los países que representa donde los derechos humanos sean superiores a los de Cuba, y en cuál la verdadera democracia es más real que la disfrutada por el pueblo cubano.
Pero para ellos la verdad no importa. Su misión de servir al imperio yanqui es tratar de hacer creer al mundo una mentira que lleva ya más de seis décadas aplastada por la verdad. Defiende, contra toda ética moral, la fabricación de argumentos falsos para que Estados Unidos ratifique el bloqueo y sus esfuerzos para destruir a la Revolución cubana.
En el propio seno de ese grupo parlamentario, los diputados ultra reaccionarios tienen que enfrentar oposición de otros que no se suman al oprobio de una Resolución que saben violatoria del derecho internacional y al servicio de una potencia que ni siquiera es la suya.
Un total de 426 votos aprobaron la mentira y el descrédito. 146 se opusieron. Y 115 prefirieron la abstención.
La realidad de la Revolución cubana seguirá enfrentando y deshaciendo falsedades y posiciones mercenarias. Eso es lo que duele a los parlamentarios europeos que, además de no ocuparse por los problemas por cuya solución les pagan, venden su honor y su ética para inventar mentiras sobre otros. ¡En paz descanse su honra!
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