.Orlando Guevara Núñez
En Cuba era tradición que aún muchos cubanos conservan,
de celebrar el 24 de diciembre como día de Noche Buena. Ocasión para confraternización familiar, entre vecinos, y una cena, por lo
general, de cerdo asado, congrí, yuca y bebidas. Fiesta de todos.
Así, el 24 de diciembre de 1958, el Comandante en Jefe
Fidel Castro, pese a sus enormes responsabilidades en el desarrollo de la guerra
contra la tiranía batistiana, no faltó a esa festividad, pues su hogar, en
Birán, se encontraba dentro del campo de operaciones del Ejército Rebelde,
Era miércoles, Y sus memorias, plasmadas en su libro De la Sierra Maestra a Santiago de Cuba, La
Contraofensiva Estratégica, escribe:
“El día de Noche Buena, acompañado por Celia y varios
combatientes, visité a mi madre en Birán. Luego fui a Marcané y de allí
reemprendí el camino de regreso. En el recorrido hicimos un alto en Mangos de
Baraguá, lugar de la histórica protesta de Antonio Maceo”.
Ese mismo día, escribe al Capitán Luis Crespo,
expedicionario del Granma, una carta con instrucciones militares. Le indica
tomar el mando militar de la zona de Estrada Palma, desde Jibacoa hasta
Bueycito, y desde la carretera hasta la Sierra Maestra, territorio ya liberado.
Su orden tiene como objetivo no permitir la anarquía en el mencionado
territorio, para lo cual deben ser
desarmados todos los escopeteros y disolver las patrullas, permitiéndoles, a
quienes lo desean, incorporarse a la escuela de reclutas. También decide
nombrar a un auditor, Orlando Benítez, para esa zona, quien debería ocuparse de las
cuestiones legales.
Como se observa, no era solo liberar territorio, sino,
además, organizarlos, garantizar el orden. Estaba pensando en las
responsabilidades de la Revolución, ya a pocos días del triunfo.
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