.Orlando Guevara Núñez
Este elemental sentido de
humanidad y de justicia, fue expresado por Martí en ocasión de la muerte de un
periodista ecuatoriano, nombrado Federico Proaño, de talla ajustada a la
América que amó y defendió. El escrito
está en el periódico Patria, el 8 de septiembre de 1894.
Sobre él dice Martí que el
bravo Eloy Alfaro, cuando triunfó en
Ecuador la libertad, lo nombró Ministro
de Hacienda. Agrega que su pluma, fina y fuerte, esbozaba de un rasgo,
iluminaba de un revuelo, clavaba de un picotazo, se abría, como en dos alas,
ante las majestades del hombre y de la Naturaleza.
Argumentó que no hubo mucha
pluma por lo castiza e intencionada, por
lo liberal y fecunda, por lo magistral y fresca, por lo aguda y revoloteadora,
como la de Federico Proaño.
Todo es elogio, como persona
y como profesional, para este hombre que supo utilizar su profesión para lo que
debe existir: defender lo justo, criticar las lacras, sembrar ideas y mejorar
la condición humana.
Hablando sobre el derecho de
los hombres, deja clara nuestro Apóstol la injusticia de la discriminación, sea
de un católico hacia un protestante, o de éste hacia un católico. Todos con el
mismo derecho. Todos viviendo en fraternidad y armonía.
Al final afirma que el
fallecido descansará en suelo guatemalteco, donde lo amó un poeta cubano.
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