viernes, 7 de marzo de 2014

Ucrania y Venezuela: dos víctimas de la misma política imperial



.Orlando Guevara  Núñez
Los acontecimientos de Ucrania siguen constituyendo un foco que pone en peligro no solo la estabilidad de ese país, sino, además, comprometen la paz a escala internacional. El gobierno de los Estados Unidos y sus cómplices de la Unión Europea, han movido a sus peones  para, al precio de decenas de muertos y un número elevado de heridos, destruir la unidad  ucraniana y facilitar su acceso libre a ese territorio con fines militares contra Rusia.
El derrocamiento violento de un gobierno constitucional ha sido amamantado por los mismos intereses imperiales en cuyos expedientes pesan las  sucias guerras contra Afganistán, Iraq, Libia y Siria. Y es la fórmula, ahora más  refinada, de tratar de derrocar a los gobiernos que no se ajustan a sus intereses.
En el caso Ucrania, como en los demás, las mentiras han marchado siempre junto al crimen. Cometer ellos los crímenes, los desórdenes, culpando al país al que tienen planeado derrocar por la fuerza. Se trata, por todos los medios, de fabricar razones para inmiscuirse en los asuntos internos de otras naciones, incluyendo la intervención armada.
El Ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, denunció en La Habana, en conferencia con la prensa extranjera, la estrategia de los Estados Unidos, expresada por un alto funcionario de ese país, quien dijo:  “La nueva estrategia de Estados Unidos es más  eficaz y menos costosa. La del gobierno de Bush considera la ocupación, la de Obama es una liberación nacional, mediante el desarrollo de un movimiento nacional. La estrategia de la intervención militar en Libia, podría aplicarse también  en otros países”.
Es la misma fórmula que están aplicando contra Venezuela, sin importarles la sangre que se derrama, los sufrimientos de la población y los recursos que se destruyen.
En todos los casos, ahí están las amenazas de sanciones, encabezadas por Estados Unidos y secundadas por sus cómplices europeos. Sólo que en estos dos últimos casos, la estrategia imperial está chocando contra dos obstáculos  de mucha fuerza. En el caso de Venezuela, la unidad entre el pueblo y el gobierno, la sabia conducción de los acontecimientos por el presidente Nicolás Maduro y la conciencia chavista de no dejarse arrebatar la Revolución. Allí en Venezuela, puede afirmarse que la paz le está ganando una batalla a la guerra.
En Ucrania, se logró fraguar el golpe de Estado. Pero el objetivo estratégico de acorralar a Rusia militarmente  tiene como valladar la firme posición rusa de no permitirlo. El gobierno norteamericano ha hablado de sanciones y ha utilizado otros términos prepotentes, pero lo cierto es que su lenguaje, hasta ahora,  es menos emprendedor, a sabiendas de que no es lo mismo vérselas con otros países  agredidos  que con Rusia. Porque  tampoco es lo mismo golpear sin el peligro de recibir, que  pegar con el riesgo cierto de recibir el golpe multiplicado.
Esa intromisión, tanto en Ucrania como en Venezuela, es totalmente inadmisible. Ninguna potencia tiene el derecho a intervenir en los asuntos internos de otro país. Y es un hecho evidente que quienes en nombre de los derechos humanos y de la democracia ejercen ese poder interventor, son los mayores causantes de que existan en el mundo tantos millones de seres humanos sin derechos y privados de la verdadera democracia.

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