.Orlando
Guevara Núñez
Las
ideas políticas orientadas hacia el socialismo, comenzaron a fraguarse en Cuba
en la última década del siglo XIX. En febrero de 1899, luego de la instauración
de un gobierno interventor de los Estados Unidos, Diego Vicente Tejera, Nacido
en Santiago de Cuba, en 1848, creó en La Habana
el Partido Socialista Cubano, (PSC) con una efímera existencia que no llegó
al medio año. Ese intento, esta vez con el nombre de Partido Popular, se
repetiría en el 1900, también con resultados infructuosos.
Ya en 1894, con
experiencia de la lucha, tanto en el plano nacional como internacional, Diego
Vicente Tejera comparte con José Martí y Carlos Baliño los quehaceres de la
propaganda revolucionaria, llegando a figurar entre los redactores del
periódico Patria.
En su base programática,
el PSC proclamó que “La tarea principal del pueblo, agrupado en ese
organismo, bajo la conducción
de los trabajadores, es la de construir una verdadera
república y no reproducir la repugnante imagen de la colonia antigua (...)
bajo los pliegues de la bandera interventora, e impedir que
esa gentecilla culta anule el derecho de los cubanos a la independencia”.
Este
ilustre cubano murió el 5 de noviembre de 1903. Se le considera junto a Carlos
Baliño y Agustín Martín Veloz (Martinillo), dirigente
comunista de Manzanillo, entre los más
destacados cubanos que en los inicios de
la neocolonia contribuyeron a la organización
y educación política de los trabajadores cubanos.
El patriota Carlos Baliño López , quien nació en Guanajay, el 13 de febrero de 1848,
continuó sus empeños por la difusión de las ideas socialistas en Cuba. Había
participado, junto a José Martí, en la fundación del Partido Revolucionario
Cubano y era un ferviente seguidor de los postulados martianos.
En
1903, funda el Club de Propaganda Socialista de La Habana, cuyos integrantes,
junto a otros dirigentes obreros, crearon, al año siguiente, el Partido Obrero
de Cuba.
En su órgano de prensa, se escribiría sobre este
organismo: “Si el programa íntegro del Partido Obrero se
realizase mañana mismo, el sistema de explotación capitalista quedaría en pie y
duraría muy poco el bienestar transitorio obtenido con esas
reformas”. Se planteaba, además, que “La única solución
para los problemas de la clase trabajadora, es la conquista del poder y la socialización de
los medios de producción”. Siendo así, se hizo la propuesta de que “ El Partido Obrero adopte el programa y
despliegue al viento la bandera del socialismo”. Ese organismo pasó a nombrarse, a fines de
1905, Partido Obrero Socialista de Cuba.
Ese mismo año, Carlos Baliño expone con meridiana
claridad sus ideas socialistas, al afirmar que es el socialismo “El único capaz
de moralizar las costumbres y las ideas, haciendo que la sociedad descanse
sobre las bases de la absoluta y eterna justicia”. Y en cuanto a los métodos de lucha, fija su
criterio de que “La huelga justa, oportuna y necesaria es un
arma que todavía no puede desechar el obrero, pero
creer que el gremio y la huelga pueden librarlo de la explotación
y la miseria, sería una ilusión […]. Nada que deje en pie el sistema de
explotación capitalista y el asalariado puede impedir la miseria de las masas.
Es, pues, indispensable una transformación completa en el sistema de producir y
de distribuir, y a ese fin se dirige el socialismo”.
Al crearse, en marzo de 1923, la primera Agrupación Comunista, entre sus fundadores estaba Carlos Baliño. Luego, en agosto de 1925, fue fundador, junto a Julio Antonio Mella y otros destacados revolucionarios, del primer Partido Comunista de Cuba. Su fallecimiento se produjo el 18 de junio de 1926.
Al crearse, en marzo de 1923, la primera Agrupación Comunista, entre sus fundadores estaba Carlos Baliño. Luego, en agosto de 1925, fue fundador, junto a Julio Antonio Mella y otros destacados revolucionarios, del primer Partido Comunista de Cuba. Su fallecimiento se produjo el 18 de junio de 1926.
La muerte de Baliño, sin embargo, no significó un
retroceso en las ideas socialistas, porque éstas habían ya fructificado en
muchos dirigentes, quienes, en medio de muy difíciles condiciones, las llevaban
a las masas.
Julio
Antonio Mella retomó la esencia del
pensamiento radical martiano y la unió con las ideas del marxismo- leninismo
para elaborar un programa dirigido a la conquista de la libertad e
independencia de Cuba.
Entre los años
1923 y 1925, existían en el país varias agrupaciones comunistas, como
fueron la Agrupación Comunista de La
Habana, primera en crearse; además, las
de Guanabacoa, Manzanillo, Media Luna, Palma Soriano, Guantánamo y San Antonio
de los Baños, entre otras. Con representaciones de éstas, los días 16 y 17 de
agosto de 1925, tuvo lugar el Congreso Constituyente del Partido Comunista de
Cuba. Por penurias económicas, a este
evento no asistieron los representantes de Manzanillo, siendo representados por
Julio Antonio Mella y el líder obrero Alejandro Barreiro.
En esa ocasión,
para el cargo de Secretario General del Partido, fue electo el líder obrero y maestro, de origen canario,
José Miguel Pérez, quien poco después sería deportado a España por la
sangrienta tiranía de Gerardo Machado.
Una
lección sobre la falsedad de la democracia capitalista y el pluripartidismo,
ocurrió luego de la fundación del Partido Comunista de Cuba, pues sólo a 15
días de ese acontecimiento, este organismo tuvo que pasar a la
clandestinidad. Además de la deportación
de su Secretario General, calificado de “extranjero indeseable”, Julio Antonio
Mella, sobre quien pesaba un intento de asesinato, tuvo que marchar hacia
México, donde fue acribillado a balazos por orden del dictador Machado, el 29
de enero de 1929
No
puede dejar de mencionarse un nombre entre estos luchadores: Rubén Martínez
Villena, quien condujo la lucha obrera y comunista hasta su muerte, el 16 de
enero de 1934. Y otros muchos, entre
ellos Fabio Grobart, Juan Marinello, Blas Roca,
Carlos Rafael Rodríguez, Lázaro Peña, Jesús Menéndez. El nombre de
todos, podría resumirse en uno solo: ¡Comunistas!
Así
surgió el Partido Comunista de Cuba, antecedente del que tenemos hoy.
Ardua,
llena de escollos, fue su labor, la mayor parte del tiempo sumergido en la
clandestinidad, perseguidos, apresados y asesinados muchos de sus líderes.
Hasta
que el triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959, al barrer la
estructuras capitalistas y emprender el rumbo socialista, creó las condiciones
para que los sueños aquellos luchadores pudieran convertirse en realidad.
La
verdadera unidad, imprescindible para el éxito de la lucha en todos los
momentos, se comenzó a forjar desde los duros días de la lucha contra la
dictadura de Fulgencio Batista. Su artífice indiscutible, el Comandante en Jefe
Fidel Castro.
Vendrían
luego, después de la victoria de Playa
Girón, la unión de las principales organizaciones que habían derrotado a la
tiranía. Primero las Organizaciones Revolucionarias Integradas, (ORI); después,
el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC) y finalmente, el 3
de octubre de 1965, el Partido Comunista de Cuba, el Partido de Fidel, de Raúl,
el Partido de todos los cubanos.
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