.Orlando Guevara Núñez
A estas palabras, agregó Martí otras que encierran una verdad inobjetable: “Los pueblos dormidos, invitan a sentarse sobre su lomo, y a probar el
látigo y la espuela en sus ijares”. Estos
pensamientos están contenidos en un amplio artículo, fechado en Nueva York, el
19 de enero de 1883, y publicado en el diario argentino La Nación, el 18 de marzo de igual año.
El análisis corresponde a cómo fueron
las festividades de fin de año en esa ciudad. Expresa que hubo diferencias en
relación con otros años. Que antes, todas las puertas estaban abiertas y ahora
muchas se cerraron. Y ofrece un criterio sobre los cambios en esa sociedad. “El
ansia de la fortuna bebe en flor, como abeja venenosa, las mieles de la vida. Ni
al corazón mismo se le abren las puertas hasta que no se tienen vencidas ya las
de la fortuna. En los nuevos ancianos hay como el descontento de haber vivido;
en los nuevos jóvenes, como el miedo de no vivir bastante”
Menciona personalidades fallecidas,
aconteceres coincidentes con el fin de año. Pero apunta que en ese pueblo no
hay tiempo para contar los muertos, ni el muerto les parece árbol arrancado del
jardín, y que la vida es demasiado
exigente para que la memoria sea bastante fiel. Se refiere, y caracteriza, a otras ciudades
de los Estados Unidos.
De forma especial distingue a un político,
Benjamín Butler, gobernador de Boston. Fue republicano y luego demócrata, al
cual los diarios lo señalan como posible candidato a la presidencia de la República.
De este hombre dice que “sabe ver y verá
ahora que el país está descontento de los audaces, pródigos y soberbios
republicanos, y que los demócratas que pudieran sucederles, no se dan prisa a
acreditarse de desinteresados, modestos, compactos y probos; y que la República,
fatigada acaso de tanto logrero, buscador de oficio, cómplice de contratistas,
e instrumento de politicastros, que son plaga que roe uno y otro partido,
tiende la vita colérica en busca de nueva aurora”
Opina que Butler está a lo que nace y
se pone a que le den de lleno los rayos de la nueva luz. En este contexto,
expresa otro pensamiento: “Todo hombre
nace rey; la labor está en hallar en sí los útiles con que se hace el trono”.
Ofrece juicios sobre el poder. Dice
que La libertad ha de ser práctica constante para que no
degenere en una formula banal. “El mismo campo que cría la era, cría las
ortigas, Sostiene, sobre la base de las sociedades analizadas, que todo poder amplia y prolongadamente
ejercido, degenera en casta. Con la casta vienen los intereses, las altas
posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas
se entrebuscan, y se hombrean unas a otras”.
Hace Martí un análisis de las
rivalidades entre el partido Demócrata y el Republicano. Llega a la conclusión
de que mutuamente se atacan, pero cada uno es portador de los vicios que
corroen al otro. Casi al final del artículo,
vierte otro criterio que retrata la realidad de los Estados Unidos en la época
analizada: “Tal va estando ya la virtud, que es necesario ponerla del lado del
interés para que venza”. Aún hoy, para
esa nación, el análisis martiano tiene vigencia.
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