Orlando Guevara Núñez
En la Revista
Universal, de México, el 11 de mayo de 1875, fue escrita por Martí esta
definición sobre la literatura. Estaba
hablando sobre una convocatoria hecha para el Liceo Hidalgo, de ese país, en
honor al patriota Miguel Hidalgo, pero el local estaba vacío.
¿Por qué estuvo tan triste y
tan solo el Liceo Hidalgo? Con esa interrogante comienza el trabajo. Y dijo que
Hidalgo fue de esa familia de hombres que sacuden al aire una bandera, miran de
frente al sol, y al sol arrancan luz para su gloria, y al aire arrancan el
secreto de la independencia de un país. Y afirmó que no son hombres distintos
en América Washington, Bolívar e Hidalgo. Dijo que vale más pensar que por
torpeza del encargado de repartir las invitaciones, estaba vacío el local.
En esa ocasión, pronunció
Martí otro hermoso pensamiento: Un
hombre es el instrumento del deber: así se es hombre. Esa vez, fue
propuesta y aprobada la idea de construir un monumento a Hidalgo.
Al referirse a los
estudiantes, quienes se habían rebelado ante una decisión del gobierno que iba
contra sus derechos a la educación – y que sabiamente fue rectificada- dijo
nuestro Apóstol que el habitante de un
pueblo libre debe acostumbrarse a la libertad. Y que la juventud debe ejercitar los derechos que ha de realizar y enseñar
después.
Habló sobre el proyecto de
un actor para honrar la literatura mexicana, reuniendo todas las obras para el
teatro ya presentadas por notables artistas de ese país. Dijo que mucho ha
tardado ese proyecto y que un pueblo
nuevo necesita una nueva literatura.
Apreció que México necesita
una literatura mexicana, y que la independencia del teatro es un paso más en el
camino de la independencia de la nación.
Por eso afirma que la literatura es
bella forma de los pueblos y que con pueblos nuevos, ley es esencial que
una nueva literatura surja.
Reafirmando la importancia
de ese tema, asegura Martí que las manos que han surgido de una tierra virgen,
no han debido ser hechas para aplaudir las postrimerías de una tierra cansada y
moribunda.
Y concluye que el teatro es copia y consecuencia del
pueblo. Un pueblo que quiere ser nuevo, necesita producir un teatro original.
Estas definiciones martianas
sobre la literatura, tienen una significativa fuerza de presencia y para
nuestros pueblos de América. Y para todos.
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