.Orlando Guevara Núñez
Con este postulado comienza Martí un
artículo que tuvo espacio en la Revista
Universal, de México, el 10 de junio de 1875. Se refería a la fraternidad
entre los obreros.
Menciona a los artesanos laboriosos
que padecen. Y que “cuando en apoyo de un principio justo emprenden una lucha
enérgica a que no están acostumbrados, y que no tienen medios materiales para
sostener; cuando la fraternidad tiende la mano en apoyo de una idea noble y
justa, muy severa reprobación merecen aquellos que vuelven los ojos de la mano
necesitada y apremiante que se ha tendido a los obreros para los hermanos sin
trabajo, y que se ha cerrado sin que los obreros pongan en ella su óvulo
sencillo, más valioso que la fuerza de unión que hubiera representado, que por
los resultados prácticos que la modesta cantidad hubiese podido producir”.
Se refiere a la huelga de los
sombrereros, y a una función en el Teatro Nacional, en su beneficio. Califica
la huelga como “esta rebelión pacífica y necesaria, y alude al “acto digno y firme con que el artesano
que comienza a tener conciencia de su propio valer, se rebela contra el
capitalista dominante, no ya con dominio
respetable de justicia y de razón, sino con el que protegido por la miseria de
los obreros, en ella se apoya para hacerla todavía más miserable”.
Reitera la importancia y necesidad de
que, ahora que los obreros inician esta nueva vía, no falte la fraternidad del
resto de los trabajadores, incluyendo a los que en un futuro serán beneficiados
con los resultados de las luchas de hoy.
Y vuelve sobre el concepto de que es
triste que la mano de la fraternidad se haya cerrado, sin que los obreros hayan
dejado en ella el óvulo de la buena voluntad. Y abandonen a quien deben
proteger.
No hay comentarios:
Publicar un comentario