.Orlando
Guevara Núñez
El
Comandante en Jefe Fidel Castro. Muchas veces hasta omitimos el nombre. De sobra
sabemos quién es. El único con ese grado
en Cuba. Grado que trasciende las fronteras de lo militar para ganar dimensión
de pueblo. Pero, ¿conocemos bien desde
cuándo y el momento preciso en que a la patria le nació ese
símbolo?
A
partir del 26 de Julio de 1953, Fidel fue conocido como jefe del Movimiento que organizó y dirigió esa
acción, inicio de la última etapa de lucha del pueblo cubano por su libertad e
independencia. Y el 2 de diciembre de 1956,
vino al frente de la expedición
del Granma. Luego escaló la Sierra Maestra y dirigió la lucha guerrillera. Pero
todavía no era Comandante en Jefe de la Revolución cubana. Lo era del Ejército Revolucionario del Movimiento 26
de Julio.
A
raíz del fracaso de la Huelga de Abril de 1958, el máximo líder rebelde convocó
a una reunión en la Sierra Maestra, en un lugar conocido como Alto de Mompié, a
la cual asistieron los principales dirigentes del Movimientro Revolucionario 26
de Julio en el país. El contenido de ese encuentro lo define, en artículo publicado en el periódico Granma, el 3 de mayo
de 2013, uno de sus participantes, Enzo Infante Urivazo (Bruno), combatiene del
30 de noviembre en Santiago de Cuba, en ese momento Responsable Nacional de
Propaganda del 26 de Julio.
“Según
mis recuerdos y la información contenida en documentos y escritos, los asuntos
principales abordados y debatidos por los integrantes de la reunión estuvieron
relacionados con la huelga, las relaciones entre el Llano y la Sierra, las
milicias, el estado organizativo del Movimiento, la línea a seguir, sobre la
unidad, la reestructuración de la Dirección Nacional, la importancia de Radio
Rebelde, el exilio y las posibilidades que ofrecía Venezuela, así como la
resistencia a la ofensiva enemiga, su derrota y la extensión posterior de la
guerra”.
La
reunión de Alto de Mompié, sobre la cual contamos también con un valioso
artículo del Che, fue profundamente crítica. Y del análisis de los errores
surgió la estrategia que conduciría al triunfo
revolucionario.
“La
reunión fue tensa- afirma el Che en el referido artículo- recogido en su libro
Pasajes de la guerra
revolucionaria- dado que había que
juzgar la actuación de los compañeros del Llano, que hasta ese momento, en la
práctica, habían conducido los asuntos del 26 de Julio. En esa reunión se
tomaron decisiones en las que primó la autoridad moral de Fidel, su indiscutible
prestigio y el convencimiento de la mayoría de los revolucionarios allí
presentes de los errores de apreciación cometidos”.
El
juicio crítico sobre el fracaso de la
huelga propició el acuerdo, aquel 3 de
mayo, de seguir la lucha armada directa,
dirigida militar y políticamente por Fidel, reservando esa acción obrera para un momento posterior y oportuno; el Ejército
Revolucionario del Movimiento 26 de Julio pasó a Ejército Rebelde, es decir, no
de una sola organización, sino de todas y de todos quienes a él quisieran
ingresar, y la Dirección Nacional fue
sustituida por un Ejecutivo radicado no en el llano, sino en la Sierra Maestra, encabezado por Fidel.
Fue ese el momento en que otra decisión, expresión de unidad y reconocimiento a
la autoridad y prestigio del líder político y guerrillero, tuvo lugar en Alto de
Mompié: Fidel fue nombrado Comandante en
Jefe de todas las fuerzas revolucionarias.
Es
oportuno puntualizar que no fue
subestimado el papel del movimiento obrero en la lucha y se reconoció el derecho
de todos sus sectores a participar en los comités de huelga. Se indicó, además, que el Frente Obrero Nacional debía ser “un organismo de unidad de todos los
sectores obreros”.
De
esa histórica reunión emanaron las decisiones para enfrentar y derrotar la
ofensiva que, envalentonada por el fracaso de la Huelga de Abril, lanzaría la
tiranía sobre el bastión guerrillero principal, la Sierra Maestra, y sobre el
territorio del Segundo Frente Oriental “Frank País”.
Así,
en Altos de Mompié, la crítica y autocrítica sinceras de los revolucionarios
sentaron las bases para la oportuna rectificación, para poner en práctica una estrategia correcta, para la unidad
imprescindible y la fortaleza que meses después doblegó a la tiranía. Siempre
con Fidel al frente. Conductor de nuestro pueblo en la guerra y en la paz.
Nuestro eterno e invicto ¡Comandante en Jefe! quien recibió ese día, el grado
desde mucho tiempo atrás
ganado.
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