.Orlando Guevara Núñez
Si fuese cierta la historia de Pinocho – la de
crecerle la nariz cada vez que decía una mentira- en Estados Unidos se hubiese
roto muchas veces el récord en la
dimensión de ese órgano humano. Las dimensiones serían trasatlánticas y, sobre
todo en la Casa Blanca, no cabrían sus propietarios.
Desde que triunfó la Revolución, esa ha sido una
práctica constante en las más altas esferas gubernamentales yanquis,
encabezadas, incluso, por sus presidentes. Y, de seguro, entre los más “agraciados”,
estaría el actual presidente, Donald Trump.
La propia prensa de ese país ha dicho- y ya hace
rato- que este mandatario, desde que ocupó la silla presidencial, ha dicho
públicamente más de 2 000 mentiras. Y que de muchas él mismo ha sido quien las
desmienta… ¡con mentiras nuevas!
No por gusto, en la reciente Asamblea General de las
Naciones Unidas, algunas de sus afirmaciones causaron risas y mofas entre los asistentes a ese foro
mundial de los pueblos. No recuerdo otro caso semejante.
En esta ocasión, la emprendió contra Cuba y
Venezuela, acusando al socialismo como culpable de males que solo existen en su
calenturienta mentalidad de millonario fracasado como político.
Está claro que su mensaje persigue confundir, engañar,
embrutecer a la opinión pública, incluyendo a su propio pueblo.
¿Qué pensarían los millones de campesinos del mundo,
si supieran que en Cuba no existen latifundios, que todos los que trabajan la tierra son dueños de ella y desapareció
para siempre el desalojo y la miseria en nuestros campos?
¿Qué pensarían los millones de personas sin derecho a la salud- incluyendo el propio
Estados Unidos- si supieran que en Cuba la salud es totalmente gratis para
todos, porque con la Revolución la medicina dejó de ser una mercancía, y el
paciente dejó de ser un cliente?
¿Qué pensarían los más de 800 millones de
analfabetos del mundo y muchos –también incluyendo a Estados Unidos, si
supieran que en Cuba no existe analfabetismo y que la educación, en todos los
niveles, es enteramente gratis para
todos los cubanos?
¿Qué opinarían los millones de personas que en el
mundo sufren persecución, prisión, torturas y asesinatos, incluidos los Estados
Unidos-si supieran que en Cuba no existen esos bárbaros procedimientos, porque
se aplica el principio martiano del culto a la dignidad plena del hombre?
¿Qué pensarían del presidente yanqui quienes
sepan que Cuba está declarada como único
país de América Latina sin desnutrición infantil y que nuestro país tiene una tasa
de mortalidad infantil mejor que la de los Estados Unidos?
¿ Qué pensarían millones de personas en el mundo al
escuchar las palabras del gobernante yanqui, si supieran que Cuba sufre de
parte de los Estados Unidos, un criminal
bloqueo que tiene la misma edad de la Revolución, y sin embargo tiene un pueblo
sin desamparados, ni abandonados a su suerte, como existen tantos en el mismo
país bloqueador?
¿Qué dirían los millones de discriminados por el
color de su piel, por su posición social, por el sexo o creencias religiosas –incluyendo
a los Estados Unidos- si supieran que en Cuba esos derechos están garantizados
para todos, sin excepción?
Si se compararan esos – y otros muchos, bastante
muchos logros de la Revolución- con lo que existe en el mundo capitalista,
cabría la interrogante: ¿De quién es el fracaso mencionado por Trump, del
socialismo o del capitalismo?
No esperamos los cubanos que el presidente
norteamericano – y la jauría que lo acompaña- abandonen la mala costumbre de mentir. Pero Cuba sigue
en pie, desbaratando las ridículas mentiras con su valiente palabra, pero,
sobre todo, con su obra redentora y su capacidad para seguir venciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario