sábado, 11 de mayo de 2019

¿Llamar al diálogo o condenar la guerra sucia?




.Orlando Guevara Núñez

Con frecuencia, instituciones internacionales y personalidades, al referirse al tema Venezuela- Estados Unidos, llaman al diálogo entre ambas naciones, a “entenderse”. Parece como si el problema fuera un diferendo administrativo o simplemente político. Y no parten de una realidad: es una guerra sucia y criminal del imperio yanqui  agresor contra un pueblo latinoamericano pacífico.
Lo triste en todo esto es que los Estados Unidos están actuando con impunidad, violando las leyes internacionales, robando, matando, amenazando, sancionando, mintiendo, financiando el crimen, cercenando acuerdos, sin que la comunidad internacional, salvo las excepciones que conocemos, responda como debe a esa prepotencia, a ese genocidio.
El presidente de los Estados Unidos y su pandilla han demostrado ser los mayores enemigos de la paz y los más peligrosos promotores de la guerra. De guerras, desde luego, donde los muertos y la destrucción  vayan a la cuenta de otros, y para ellos queden la riqueza, el saqueo y el dominio de otros territorios.
Ojalá su ceguera política, su prepotencia y su auto atribuido papel de dueños del mundo, no los lleve a la anunciada posibilidad de una agresión al hermano pueblo de Venezuela. Y que comprendan, a tiempo, que el precio de su aventura les sería, sencillamente, impagable.
Cuando de diálogo se hable, lo lógico es que ese recurso esté reservado para los venezolanos desde el punto de vista interno. Ellos son los únicos facultados para ese recurso en función de la paz y el trabajo unido para el desarrollo del país.
Al imperio agresor, lo único que cabe decirle es: ¡Manos fuera de Venezuela! Y condenar el crimen, y exigir respeto.

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